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‘Midnight in Paris’

1. Una de las películas que más me ha impactado en los últimos años es la galardonada con un Óscar al mejor guión y con un Globo de Oro, por idéntico motivo, dirigida por Woody Allen, Midnight in Paris. Alguna vez le he dicho al director Lucas Fernández que la ambientación de este film me recuerda a la de su película Óscar, una pasión surrealista, que a mí me pareció excelente. Quizá el parecido esté en el propio componente surrealista que tienen ambas. Que tú pases por una calle del barrio latino de París en la época actual y que cojas un viejo coche que te traslade a los años 20, y conozcas a los creadores literarios y artísticos más importantes de la época, sólo se le ocurre a Woody Allen. Una ocurrencia genial. Vamos a ver, desde que me pasó algo terrible el año pasado -ya he dicho que no quiero trasladarles mi tristeza- tomo Trankimazin para dormir, porque soy incapaz de conciliar el sueño más de tres o cuatro horas. Y el otro día tuve un sueño surrealista que quiero contarles..

2. Estaba en algún lugar de Tenerife y conocí e hice amistad con varios famosos de Hollywood, entre ellos con el tan galardonado director mexicano Alejandro González Iñárritu. No sé por qué causas me pidieron -imaginen el disparate- que los llevara al casino del barrio orotavense de La Florida, donde se celebraba la entrega de unos importantes galardones. Yo tenía un chófer muy torpe (es la única verdad de la historia), que se perdió por el camino. No llegábamos. Y ellos me retiraron su confianza. Era como Midnight in Paris, pero sin regreso al pasado. Por medio, diálogos y aventuras que es imposible sintetizar en el puto folio.

3. No podía llevar a su destino -jamás llegaba, el chófer siempre se perdía- a mis nuevos amigos del celuloide. El sueño me turbó, aún despierto, desconfiando de si seguía o no en la ficción. Reconozco las dificultades que tengo ahora para revelar a ustedes mi inquietud y mi desastrosa aventura completa. Pero tenía que trasladarla al lector, porque los que saben dicen que los sueños hay que contarlos. Verdad o mentira, me sentí por unos momentos como el protagonista de Midnight in Paris, aunque con personajes del presente. Ay, Dios, qué vergüenza.