tribuna

¿Por qué el nacionalismo? – Por Juan Manuel García-Ramos*

Los últimos vientos políticos en la España peninsular han llegado a Canarias y también han hecho tambalearse los viejos repartos de poder en las distintas instituciones insulares.

PSOE, PP y CC-PNC, y otras opciones nacionalistas como NC, han dejado hueco a la entrada de las llamadas fuerzas emergentes, Podemos y Ciudadanos, y han visto recortados sus respectivos y acostumbrados espacios políticos.

Tras las elecciones del 20D, el espacio nacionalista canario ha quedado reducido a CC-PNC, tras la inhibición en tales comicios de organizaciones como Alternativa Nacionalista Canaria y la abdicación de la siglas de NC ante las del PSOE, y los resultados obtenidos por CC-PNC no resultan nada promisorios para el futuro del ámbito ideológico que esas dos siglas pretenden ocupar.

¿Tiene futuro el nacionalismo canario ante este nuevo mapa político surgido en la España peninsular y trasladado a nuestra Comunidad? ¿Es necesario hoy el nacionalismo canario como opción política para nuestras islas, y, si lo es, qué objetivos preferentes ha de poner sobre la mesa ese nacionalismo canario para formular una oferta atractiva a los más de dos millones de habitantes del Archipiélago?

Quizá en CC-PNC nos hemos olvidado de poner en valor lo que nos diferencia de las otras fuerzas políticas y nos hemos mimetizado con el resto de organizaciones en cuanto a administrar la inercia gubernamental, en cuanto a burocratizar nuestra labor y adaptarla a los modos y maneras que partidos como PSOE, PP, y ahora los Podemos y los Ciudadanos, practican en Canarias, siempre en clave de franquicias de ideologías nacidas, fortalecidas y ensoleradas fuera de nuestra Comunidad y hasta echando mano oportunista en sus cartelerías usadas en nuestras islas de las figuras totémicas de sus «jefes» externos: Pedro Sánchez, Mariano Rajoy, Pablo Iglesias y Albert Rivera.

¿Cómo recuperar desde CC-PNC la iniciativa política y delimitar el espacio por el que realmente existimos? ¿Cuál ha de ser nuestra agenda impostergable en el ejercicio del poder ejecutivo y legislativo de Canarias?

Partiendo de que, para los nacionalistas isleños, Canarias ha de ser concebida como sujeto político diferenciado que no niega su diálogo con otros sujetos políticos, llámese Estado español, llámese Unión Europea, creemos que nos hemos olvidado de fortalecer las bases programáticas que venían siendo puestas por anteriores legislaturas y las aspiraciones que habían quedado a la mitad.

¿A qué bases y aspiraciones nos referimos?

Intentemos pasar revista de ellas sin dejar de lado que si un nacionalismo es algo es la defensa de un territorio, de una sociedad y de una cultura, de una forma de ser, de sentir y de actuar.

Definir sin laberintos legislativos el crecimiento sostenible en nuestras islas.

Profundizar en las directrices marcadas por el acuerdo del Parlamento Europeo de mayo de 2009 sobre control poblacional y control inmigratorio en Canarias tras el informe de la europarlamentaria francesa Margie Sudre.

Revisar la Ley 44/2010, de 30 de diciembre, de Aguas Canarias, y estudiar su aplicación y su ampliación.
Potenciar una RTVC identitaria, capaz de divulgar nuestra singularidad como pueblo.

Una policía autonómica que acabe de una vez con los problemas de seguridad en Canarias y con la dejadez estatal de no completar los catálogos de los puestos vacantes en las fuerzas y cuerpos de seguridad destinados en Canarias.

Ajustar el funcionamiento de herramientas como el REA y el AIEM para apoyar sin paliativos las producciones alimentarias autóctonas, hoy en inferioridad ante importaciones desleales.
Defensa de las empresas canarias y una reforma laboral que dé preferencia, sin timideces, a los canarios a la hora de ocupar los puestos de trabajo creados en el Archipiélago.

Disciplinar nuestra planificación académica superior y nuestra investigación y adaptarlas a lo previsto en los Campus de Excelencia Internacional de las dos universidades canarias, denominados en singular Campus Atlántico Tricontinental, y en la conocida como RIS3 un documento inserto en la Estrategia Europea 2020, elaborado por la ACIISI y consensuado con todos los agentes implicados. Agenda de transformación social y económica que apoya a la investigación científica y sus posibles aplicaciones económicamente productivas.

Recuperar una entidad financiera canaria, como las desaparecidas Cajas, y abrir un debate sobre la declaración de beneficios en Canarias de las multinacionales que explotan nuestra riqueza: hoteles, seguros, bancos…

Potenciar la cultura canaria con decisión. Cuidar con esmero y rigor los contenidos canarios que se imparten en los planes educativos actuales. Creación de una editora nacional canaria que dé a conocer a nuestros autores, en particular obras que nos ilustran sobre nuestro pasado, tipo El pleito insular, de Marcos Guimerá… Previsión de fondos para cubrir la internacionalización de nuestros artistas.
Divulgar nuestros símbolos, como la bandera tricolor con siete estrellas verdes y el himno, que nos representan como pueblo.

Seguir tras la consecución de nuevas competencias cedidas por el Estado por medio del artículo 150.2 de la actual Constitución, o de las próximas constituciones, como una hacienda propia para Canarias, tipo Concierto vasco o Convenio navarro; relaciones exteriores; Justicia autóctona…

Estas serían algunas de las mínimas aspiraciones políticas que cualquier proyecto nacionalista canario que se precie de tal habría de perseguir a un ritmo no necesariamente idéntico en cuanto a la consecución de tales metas, sino con los plazos que nuestra propia dinámica y la dinámica de los pueblos con los que mantenemos contratos de colaboración también nos permitieran, llámense, como ya dijimos, Estado español y Unión Europea.

Pero son aspiraciones mínimas para que una opción como la que representa CC-PNC distinga su trabajo político del de otras organizaciones que operan en Canarias.

Si el nacionalismo de CC-PNC se desentiende del catálogo de objetivos antes tan solo esbozado y acaso algo improvisado, si se inhibe de dar con valentía esos pasos hacia adelante, es seguro que se diluirá entre las otras ofertas políticas hoy tan de moda, algunas con el populismo y la demagogia como banderas y con medios televisivos estatales dispuestos a colocarlas en los primeros puestos de los rankings de las audiencias mediáticas, y, en definitiva, en los primeros puestos de las preferencias electorales.

El que avisa no es traidor.

*PRESIDENTE DEL PNC