soliloquio

Telepredicadores

Se necesitan políticos no telepolíticos, se necesita trabajo no marcajes, necesitamos soluciones no telegramas, necesitamos estadistas no tuiteros, necesitamos rigor no concupiscencia, necesitamos realidades no virtualidades, necesitamos ideas no paridas, necesitamos tanto y tan poco que con lo que nos proponen se hace difícil la ensoñación. Es tamaña la pobreza ideológica e intelectual, son tanto los cuentos chinos y la picaresca política, y son tantas las verdades a medias y tantas las mentiras enteras que cuesta creer. ¡Ya está bien de tanta pildorita! Pónganse a trabajar y dejen de mirarse el ombligo, España necesita vida no televisión.

Se hace complejo entender lo que sucede. El poder con el que se echan la partida es el que resulta de manejar su vida y la mía, y de la de tantos otros que como usted y como yo nos levantamos todos los días para regar la mañana, tras desorinar en la bacinilla y cepillarnos el alma, para pasar a poner la cafetera que anima cada día y el siguiente.

Sobra soberbia y falta humildad, Díaz-Plaja tenía claro que la holganza de Sancho no era el defecto de España y sus gentes, nuestro defecto, espero que no el mío, es la soberbia de Tirano Banderas. Un defecto que como dijo José de San Martín: “suele afectar a pobres infelices, mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”.

En el país de nunca jamás y en esta España nuestra, la innombrable para algún que otro político que cobra de sus arcas y no le dan arcadas cuando coge el dinero que resulta de los impuestos de los españolitos de a pie, esos cretinos que juegan a destruir lo que tanto esfuerzo ha costado construir, a cambio de hacerse con esa pobre cuota de mando en la manada de sus partidistas. Esos que con el fin de hacerse hueco a base de codazos, dejan al margen ideologías políticas y todo lo traicionable, transformándose tantas veces como sea necesario y en cuantos personajes sea menester para lograr no se sabe ¿qué?

A tal fin, incluso cambian las marcas de toda la vida, las conocidas de todos -comunistas, centristas, democratacristianos, liberales, socialistas, anarquistas, derecha, izquierda, etcétera-, para esconder sus deseos en otras que despisten los sueños de mucha gente. Yo voté a ‘S’ Sueños, ¿y tú? Yo a ‘I’ Intenciones, el otro a ‘D’ Dinero, a los de ‘CH’ Chistes, aquellos a los ‘T’ Teles, y suma y sigue. Nos están engañando casi todos. Como diría aquel, vigile la falta de ignorancia.

Einstein dijo: “Todos somos ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas”.