superconfidencial

Madrugada

1. La gripe me ha traído el insomnio y, de noche, veo películas que ya he visto cientos de veces. En la madrugada del miércoles, dos, Porky y Centauros del desierto. Esta última un western de John Wayne del año catapún, lleno de indios y de tiros. Antes, otra muy violenta de Al Pacino, en el papel de un amargado traficante. Yo creo que el cine también me impide dormir, así que he convertido las madrugadas en prolongaciones del día y esto no es bueno. Ahora mismo, cuando escribo, son las cinco. Esto significa que tampoco podré hacer hoy la radio porque el sueño me invade cuando me llaman de la emisora para hacer el programa. Y a esa hora o estoy durmiendo o ardiendo en fiebre o las dos cosas a la vez. Dicen los ingleses que es de mala educación hablar de enfermedades en público. Yo creo que tienen razón, soy un maleducado.

2. Aunque a lo peor la razón de mi insomnio, gripe aparte, fue escuchar al fatuo y chulesco Pedro Sánchez poner a caldo de pota a Mariano Rajoy, al que esta vez llamó “absolutista”. Este chico, el tal Sánchez, es puro nervio, pero como los sociatas son medio mesiánicos ya veo a algunos pelotas sublimarlo un poco. Están ciegos porque el tal Sánchez es una versión corregida y aumentada de aquel Rodríguez Zapatero, que se cargó España en siete años. Pero ellos aplauden con frenesí cada vez que Sánchez pronuncia una frase estúpida, aludiendo a la bendita Transición, cuando él cagaba pañales.

3. No sé cómo ni cuándo va a acabar esto, pero el país no merece a los capullos que pueblan hoy el Parlamento, con las honrosas excepciones de rigor. Yo jamás había visto a tanto babieca junto, por la madre de Dios. Los discursos son vacíos, las perspectivas son sombrías y no dicen sino estupideces, que recogen con entusiasmo los medios de comunicación, tan culpables como ellos de lo que está pasando. Efectivamente, a las ocho menos cuarto me dormí, ardiendo en fiebre. Y no sabría decirles si a causa de la gripe o de lo que vi por televisión en el Congreso. Espero que la madrugada de hoy sea mejor, aunque no crean que tenga muchas esperanzas. Por lo menos, escribo.