X
LA PALMA >

La constante lucha del viticultor

   

El paisaje, íntimamente vinculado a la protección medioambiental, está ligado históricamente a la viña y es Fuencaliente la zona vitivinícola de la Isla por excelencia. / ACFI PRESS

EUGENIA PAIZ | Fuencaliente

Jeremías Hernández Pérez es un viticultor palmero de 61 años con cinco décadas de trabajo en la viña y fue uno de tantos agricultores que vio como gran parte de su cultivo ardía el primero de agosto de 2009 en el incendio que asoló Mazo y Fuencaliente. También soportó, en diciembre de ese mismo año, totalmente desesperanzado, la visión de la riada devastando los mismos terrenos que estaba recuperando con mucho esfuerzo. Sorprendentemente, a día de hoy sigue sin cobrar “ni un solo euro de la subvención que está aprobada por el Gobierno de Canarias tras la riada”.

El de Jeremías es solo uno de las decenas de casos de viticultores palmeros que aún están a la espera de recibir las ayudas oficiales para contrarrestar los “enormes gastos que hemos soportado para recuperar la viña” y seguir produciendo en un negocio que tiene más que ver con el mantenimiento de una actividad tradicional ligada históricamente al campo palmero, que con la obtención de unos altos niveles de renta.

Jeremías, como otros viticultores con los que DIARIO DE AVISOS ha hablado estos días, se pregunta “cómo quieren los políticos que saquemos el sector primario adelante si no cumplen con su palabra ni con las ayudas aprobadas y que dicen que no nos pueden pagar porque no hay dinero”.

La viña, asolada por el incendio más virulento. La desoladora imagen de la viña arrasada por las llamas en el incendio de 2009 contrasta con la imagen actual. En agosto de ese año los productores de Mazo y Fuencaliente sufrieron cuantiosas pérdidas económicas de las que todavía hoy intentan recuperarse. / ACFI

La mayor parte de las explotaciones vitivinícolas que hace ya algo más de dos años se vieron afectadas por el incendio más virulento que se recuerda en la comarca, están en fase de recuperación. Eso sí, en gran parte con la inversión privada de los agricultores, que han tirado de ahorros y de la explotación de otros cultivos, como el plátano, para rehabilitar viñedos que habían sido productivos durante muchas décadas.

Cientos de viticultores, miembros del Consejo Regulador de Denominación de Origen Vinos de La Palma, se afanan desde hace semanas en la recolección de la uva en una campaña cuya previsión final no es muy halagüeña. Atrás han quedado años de una producción espectacular, como el 2000, cuando se recolectaron 2,2 millones de kilos de uva, frente a los 690.000 kilos recogidos el pasado año.

Eva Hernández, gerente del Consejo Regulador, recuerda que en este órgano están inscritos unos 1.200 agricultores. Los técnicos constatan que “las mayores pérdidas fueron las ocasionadas a lo largo del 2010 por las repetidas olas de calor y el viento de levante que padecimos en el mes de agosto y que asoló toda la geografía insular”. A día de hoy, y en medio de una campaña que se prevé “larga, y por lo tanto dependiente absolutamente del tiempo”, las previsiones apuntan a una disminución de la cosecha de la que solo se mantiene al margen el viñedo del norte de la Isla, donde la recolección va a ser muy importante.