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“En el juzgado me dicen: ¿pero todavía no has visto a tus nietos?”

María Julia, en su casa de Guargacho junto a sus 58 denuncias. | ACFI

TINERFE FUMERO | SANTA CRUZ DE TENERIFE

Nos recibe con serenidad, pero habla con la contundencia de quien considera que tiene una razón que la Justicia le otorga, por mucho que hasta ahora sea incapaz de hacerla cumplir. María Julia, pontevedresa de origen y vecina de Guargacho desde 1997, tiene reconocido judicialmente un régimen de visitas para los nietos a los que crio, pero su hija se niega, por lo que ha denunciado el hecho en 58 ocasiones sin resultado alguno.

– Sus nietos han pasado la mayor parte de su vida con usted.
“A la mayor desde que tenía año y medio, y al niño desde que nació. Vivían conmigo, y mi hija en otro piso. Yo pagaba el colegio, el comedor, todo. Ella jamás fue al colegio salvo algún día para llevarlos porque libraba”.

-No es habitual en una madre.
“Trabajaba a turno partido. Estaba algún rato con ellos, pero nada más. Los niños para ella, ¿sabes? Los tuvo joven, la niña a los 18 años. Es una persona que no es muy de niños”.

-Sin embargo, con el tiempo los niños volvieron con su madre.
“Se iba para Galicia porque le dimos un piso para vivir en Pontevedra y le conseguimos un trabajo para él [la pareja de la hija]. Pero trabajó un mes, denunció al empresario y ya nadie le dio más trabajo en el pueblo. Luego dejaron el piso porque un día oímos que le pegaba a mi hija, que estaba embarazada. Acabaron volviendo a Tenerife”.

-¿Qué motivó la denuncia?
“Cuando volvieron a la Isla un día fui a verlos y encontré una raya de cocaína en la mesa. Tuve un escándalo muy grande con él porque no puede ser que haya cocaína en una casa donde hay dos niños pequeños. Como le soplé la cocaína, me echó de la casa y me dijo que nunca en la vida iba a volver a ver a los niños, y que si quería verlos que le pagase 300 euros al mes”.

-¿Denunció el maltrato?
“Sí. Menores mandó un escrito a Servicios Sociales de Adeje, pero respondieron que todo estaba bien, a pesar de que fuimos varios los que denunciamos esos malos tratos”.

-¿Cómo están los niños?
“Mal. No están bien. Quise pagar el comedor del colegio para que comieran caliente porque no trabajan ninguno de los dos. Pero la asistenta le aconsejó que no me dejaran porque sería como darme la razón. También me ofrecí a pagar un profesor particular, pero tampoco”.

-¿Su hija la ha denunciado?
“Entré dos veces en el colegio para ver a los niños, que me abrazaron delante del profesor. A los dos días, mi hija me denunció por intento de secuestro. Perdió el juicio, claro. Ahí fue cuando la jueza me dijo que pidiera régimen de visitas”.

-¿Y el padre de los niños?
“Tampoco se los deja ver, a pesar de que le paga la pensión todos los meses. Ha venido a Tenerife, le manda billetes de avión, pero nada de nada. A mí me hace igual cada vez que hay un juicio por no dejarme ver a los niños, que ya van seis. La multan, dice que es insolvente y se queda tan contenta”.

-¿Qué le dicen en el juzgado tras 58 denuncias en menos de un año?
“En cuanto me ven llegar sacan el pendrive porque ya tienen el texto hecho y me preguntan: ¿pero, Julia, todavía no te han dejado ver a tus nietos”.