opinión > Antonio Casado

El tijeretazo de Rajoy > Antonio Casado

El camuflaje semántico fue un clásico del zapaterismo. Casi sin solución de continuidad le han salido imitadores. El Gobierno del PP, sin ir más lejos, llama a los recortes “reformas estructurales” y “recargos de solidaridad temporales” a la subida de impuestos. Lo cual no acaba de encajar, creo yo, en el solemne compromiso marianista de “llamar al pan, pan, y al vino, vino” (Discurso de investidura, 19 de diciembre de 2011). Compromiso que suponía “decir siempre la verdad, aunque duela, sin adornos y sin excusas”. Tal vez olvidó decir Rajoy que el compromiso suponía dejar el cuentakilómetros a cero una vez en Moncloa. No antes. Y menos en campaña electoral, en la que lo suyo es engañar a los electores por un puñado de votos. Así se explica aquella contundente aversión a la subida de impuestos: “Sería la puntilla para las familias y un disparate estratosférico”, decía Rajoy el 25 de agosto de 2009.

Claro que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, siempre te puede convencer de que la subida del IRPF (rendimientos del trabajo) en todos sus tramos, la de los ahorros (rendimientos del capital) y la del IBI (vivienda, que ya había subido no hace mucho tiempo), no son impuestos que suben sino recargos que se imponen por tiempo limitado. Todo ello en nombre de la solidaridad orientada al común objetivo de superar la crisis económica que padecemos por culpa de un Gobierno socialista incompetente y mentiroso.

Pero ya gobierna un equipo técnicamente preparado que dice siempre la verdad. O la decía. O la dice ahora y mentía antes. De momento ya asume que su primer y urgente objetivo es el equilibrio presupuestario y no, como decía antes, la creación de puestos de trabajo. Todo contra el déficit público y nada contra la recesión. El empleo puede esperar. El déficit público, no, porque lo exige Bruselas.

Ya sabíamos eso antes de las elecciones del 20 de noviembre y, por supuesto, cuando Rajoy anunciaba la radical oposición del PP a cualquier subida de impuestos “porque eso significaría más paro y más recesión”. Tenía razón, pero ha hecho lo contrario de lo que predicaba. Las medidas adoptadas por el flamante Gobierno del PP son las indicadas para deprimir tanto el consumo (subida de impuestos) como la inversión (freno al poder inversor del Estado), los dos motores del crecimiento y, en consecuencia, los verdaderos resortes para la creación de empleo.

Era doctrina oficial del Partido Popular no prometer nada que no se pudiera cumplir. Se le olvidó decir que con excepción de la promesa de no subir los impuestos.

Y cuando anunció que descongelaría las pensiones congeladas por los socialistas también olvidó decir que la descongelación iría acompañada de una subida del IRPF en dichas pensiones, las contributivas, las únicas que se habían congelado en el tijeretazo de Zapatero (mayo 2010).

Menudo favor: darle con una mano y quitárselo con la otra.