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Viva China > Conrado Flores

Desde hace miles de años, las sociedades han venido mostrando un temor casi patológico a los extranjeros. Durante este tiempo, hemos empleado mucha imaginación diseñando todo tipo de excusas para darle justificación. Que si vienen a quitarnos el trabajo, que si son sucios, que si traen enfermedades, que si toman drogas, que si son machistas… Uno podría llegar a pensar que todos los españoles somos limpios, no tomamos drogas, no somos machistas y nos encanta trabajar recogiendo tomates de sol a sol por un puñado de euros al mes.
Debido a nuestros históricos complejos, siempre hemos llevado mucho mejor la inmigración europea y anglosajona. Aunque comunidades enteras de alemanes e ingleses que llevan más de 25 años en nuestro territorio no sepan decir ni una palabra en castellano, a todos nos dio por creer que se integraban mejor en nuestra cultura. Además, desde hace siglos, un señor rubio con ojos azules siempre nos pareció menos hostil que un señor negro, aunque medio planeta estuviera colonizado y esclavizado por señores rubios de ojos azules.
Pero si hay un colectivo al que la gente ha dejado más o menos en paz, es al de inmigrantes chinos. De algún modo, siempre hemos tenido la sensación de que son personas simpáticas, humildes y serviciales, capaces de trabajar las 24 horas del día. Lamentablemente, todavía han de convivir con tópicos de dudoso humor, como que nos dan gato por pollo en el menú, y lo cierto es que los miramos por encima del hombro porque venden todo tipo de productos a bajo costo, no pronuncian bien la “r” y se parecen bastante entre ellos.
No obstante, estoy seguro de que estás al tanto de que China, en estos tiempos en los que nuestro país tiene peor imagen que un espejo de madera, es el principal comprador de deuda pública española, con una inversión de más de 25.000 millones de euros, lo que supone casi un 15% del importe total en manos extranjeras. ¿Qué podemos hacer al respecto? Para empezar, la próxima vez que veas a un ciudadano chino, dale un abrazo y las gracias por pensar que España puede devolverles algún día su dinero y su confianza.
La misma confianza que hoy nos niegan esos señores rubios con ojos azules.