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El jardín de las plantas venenosas

Wolfredo Wildpret y Fred Olsen, junto al estanque del jardin. | DA

VICENTE PÉREZ | Güímar

Las plantas venenosas las empleó el hombre en la cacería y, luego, en las guerras; y con ellas se mataron incluso emperadores, pero también, en su justa dosis, se salvaron vidas. Desde ayer, servirán además de nuevo atractivo del parque Pirámides de Güímar, cuyo propietario, Fred.Olsen, ve de este modo cumplido un viejo sueño: cultivar y divulgar una colección de las especies vegetales más tóxicas del mundo.

El resultado se llama Jardín Secreto, un espacio al aire libre único en Canarias, de 15.000 metros cuadrados donde crecen 70 plantas peligrosas para las personas, por contacto o ingestión. Unos paneles indican el grado de toxicidad de cada especie, y en uno de los huertos se exhiben un ataúd y una lápida con una inscripción sarcástica sobre las consecuencias de ser imprudente con estas especies.

Nadie mejor para cortar la cinta de acceso al jardín que Wolfredo Wildpret, catedrático emérito de Botánica de la Universidad de La Laguna, farmacéutico y Premio Canarias, quien advirtió de que algunas de estas plantas conviven con nosotros, unas salvajes, y otras cultivadas en jardines públicos. Citó el caso del asilvestrado tartaguero, “la más tóxica de todas, por contacto, hasta el punto de que la usó Sadam Hussein para armas químicas”, aunque con sus semillas, aplicándoles calor, también se fabrica un producto terapéutico: el aceite de ricino. Y también mencionó la adelfa, “sumamente tóxica”. Por eso, Wildpret subrayó la doble “misión” de este jardín: “lúdica y de sensibilización sobre el peligro de estas plantas, pues los urbanitas hemos perdido el saber sobre la naturaleza heredado de los antepasados”.

Por su parte, Fred.Olsen, visiblemente contento con su nueva obra, relató que “todo empezó” cuando, hace 50 años, un amigo suyo, exportador agrícola, que sufrió un envenenamiento con gas, vino a Gran Canaria para pasar los que creía serían sus últimos años de vida, pero vivió luego 84 años, y a quien un día oyó decir con ironía: “Si no te gusta tu suegra, dale ricino”.