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El juicio de don Pepito > Francisco Pomares

El viernes se celebró en el número nueve de Santa Cruz de Tenerife uno de los juicios más absurdos e inútiles que he presenciado en mi vida: se trataba de empurar a Carlos Sosa, director del periódico digital Canarias Ahora, por haber utilizado el nombre de don Pepito reiteradamente para referirse a José Rodríguez, propietario, editor y director de El Día. El abogado de José Rodríguez se pasó el juicio insistiendo en que el director del periódico El Día no puede ser llamado por su diminutivo, porque eso constituye un grave ataque a su honra, más aún si al diminutivo se le añade delante el don, lo que -opina el abogado- supone un mayor intento de mofa, befa y escarnio. Se presentaron, pues, pruebas periciales de las miles de veces -hasta más de seis mil- en las que Canarias Ahora se ha referido a José Rodríguez como don Pepito, en contraste con las pocas veces que eso mismo ha ocurrido en otros medios. La mayoría de los presentes hicimos lo posible por mantener las formas y no reír a mandíbula batiente. Reírse en un juzgado no es nada conveniente, aunque lo que se juzgue a uno pueda parecerle una estupidez y un despilfarro de recursos públicos.

La parte más divertida se la repartieron José Rodríguez, que explicó cosas tan singulares como que es director desde su nacimiento, y Andrés Chaves, periodista de cámara de El Día, citado como testigo por la defensa. Chaves protagonizó una autoinmolación peripatética: reconoció haber utilizado en innumerables ocasiones lo de don Pepito para referirse a su actual jefe, y no pudo negar que quizá fuera él el primer inventor del cariñoso apelativo. Se pasó toda su intervención pidiendo compungidas disculpas al mentado José Rodríguez, por haberlo zaherido y deshonrado en el pasado, llamándolo don Pepito. No paraba de decirle al tribunal que estaba muy arrepentido de haberle llamado por su diminutivo, pero no se refirió a los insultos de verdad recogidos en las pruebas, como “papanatas”, “esperpento” o “medallista”, este último en referencia a las placas y condecoraciones a las que es tan aficionado el director de El Día.

Aún no hay sentencia, pero el asunto pareció perder entidad cuando la propia fiscal consideró que los hechos demandados por José Rodríguez no constituyen delito. Yo voy a esperar a ver que dice el juez: quiero saber si puedo llamarlo don Pepito. Por perder el juicio.