la primavera Árabe > un año de conflicto interno en el país de bachar al asad

Los sirios ‘tinerfeños’, cautos y preocupados

Seguidores del presidente sirio, Bachar al Asad, se concentran en la plaza Sabe Bahrat de Damasco. | EFE

NORBERTO CHIJEB | Santa Cruz de Tenerife

Tenerife no está al margen de lo que sucede en Siria, el penúltimo protagonista de la llamada Primavera Árabe, esa rebelión que quiere conquistar las libertades en un país gobernado en los últimos cuarenta años por una misma familia y un solo partido.
Antes, muchos sirios, desde la Primera Guerra Mundial, tuvieron la necesidad de emigrar y casi todos pensando en el Dorado americano, que algunos encontraron en Canarias.

Así, por ejemplo, muchos profesionales del textil y muchos médicos -hasta 55- desarrollan su trabajo en las Islas y, al contrario de lo que ocurre en Madrid o Barcelona, aquí los sirios conviven perfectamente con otras comunidades árabes, sobre todo con la libanesa, casi con las mismas costumbres y gastronomía.

Sirios de hasta tres generaciones que ven con preocupación la actual situación por la que pasa su propio país o el de sus padres o abuelos. Están preocupados y son cautos, porque pocos son los que se atreven a opinar sobre la contienda, conflicto o crisis, porque ni siquiera en la calificación se ponen de acuerdo.

Algunos hablan de que el actual presidente, Bachar al Asad, es “más sanguinario que su padre”, el anterior presidente, que gobernó el país desde 1970 hasta el año 2000, y otros dicen que “igual un país con chiitas, kurdos, drusos y cristianos necesita un régimen como éste para impedir que se rompa”. Son expresiones que se oyen en la colonia siria en Tenerife, que mayoritariamente apuesta por “una nueva constitución y elecciones libres” para evitar una “masacre”. “Un país moderno y culto como Siria no merece un baño de sangre así”, coinciden dos personalidades como Amid Achi y Zuheir Kabbani, estandartes del comercio y la medicina en Canarias.

Más de doce meses

Una convocatoria por Facebook del llamado Día de la Ira comenzó a incendiar las principales ciudades de Siria, a semejanza de lo que había ocurrido antes en países como Túnez, Libia o Egipto, germen de la llamada Primavera Árabe.

Los manifestantes, con el lema Una Siria sin tiranía ni ley de emergencia, reivindicaban la supresión de la ley que desde 1963 impide, entre otras cosas, la convocatoria de manifestaciones públicas, atendiendo al estado de emergencia que se recoge en la constitución vigente en el país desde la llegada de la familia de Al Asad.

En su primera reacción tras las manifestaciones, casi a finales de marzo, el presidente Bachar al Asad denunció una conspiración contra su país y asumió una serie de pasos reformistas, como la derogación de la ley de emergencia y la concesión de la nacionalidad siria a una parte de los habitantes de origen kurdo.

El régimen sirio utilizó desde entonces el pretexto de “la conspiración extranjera” y de la existencia de “grupos terroristas” en su territorio para justificar sus acciones represivas.

Las manifestaciones continuaron en la gran mayoría de las provincias del país pese a la brutalidad del régimen sirio, que ha causado la muerte a más de 8.000 personas, según la ONU, y decenas de miles de desplazados -sobre todo al Líbano y Turquía- desde el inicio de la revuelta popular.

Ni siquiera el hecho de anunciar el cambio de la constitución y el anuncio de elecciones para junio ha puesto freno a las revueltas populares, por mucho que las grandes ciudades, Damasco y Aleppo, estén controladas por el régimen, al que el Ejercito mantiene en pie.

El presidente del grupo Número 1, Amid Achi. | DA

Amid Achi: “Lo ideal serían las elecciones, porque Al Asad morirá matando”

Amid Achi es uno de los empresarios más dinámicos y más reconocidos de Canarias, adonde llegó con 19 años para estudiar medicina, aunque finalmente se declinó por la marina mercante hasta que vio en el mundo del textil un mejor horizonte laboral. La cadena Número Uno es su principal bandera, aunque su afán de expansión lo ha llevado a diversificar sus negocios.
Amid Achi nació en Tartus, la segunda ciudad costera del país, al norte del Líbano y al sur de Turquía. Allí mantiene hoy contactos con tíos y primos, en una zona alejada ahora de las revueltas, como las dos grandes ciudades sirias, Damasco y Aleppo. Para él, un año después de que comenzara la llamada rebelión siria, “la situación es muy dura, muy conflictiva”, y entiende que su país “podría terminar dividiéndose, como Libia o Irak”. Sin querer dar la razón a nadie, el empresario tinerfeño afirma que “lo mejor que pudiera ocurrir es que dejaran cambiar la constitución y convocar las elecciones de junio, bajo la tutela de la ONU”, porque de lo contrario considera que “Bachar al Asad morirá matando, porque él no va a dejar el poder si no es democráticamente”, a la vez que advierte de que “se habla de muertos de un lado y de otro y lo único que están consiguiendo es destruir el país de mala manera”.
Amid Achi indica que, de no convocarse elecciones libres, Siria pueda caer en mano de los “islamistas radicales” y sin la “transición necesaria, Siria terminará destruida, como ha sucedido con otros países”, manifiesta con pesadumbre.

El prestigioso cardiólogo Zuheir Kabbani. | DA

Zuheir Kabbani: “Hay que evitar un baño de sangre, que dejaría el país lleno de rencor”

El doctor Zuheir Kabbani, uno de los más prestigiosos cardiólogos de Canarias, actualmente en Hospiten Rambla, lleva casi toda su vida entre Madrid y Tenerife. De origen sirio (procede de Aleppo, la segunda ciudad más importante de Siria, y es de religión musulmana), Kabbani Rihawi reconoce que sólo tiene noticias de lo que está sucediendo en su país a través de lo que lee en internet de medios de comunicación españoles e internacionales, y considera que “la situación es muy preocupante para un país liberal, modernizado y abierto al exterior”.

El doctor añade que “la sociedad siria -culta y con gran interés de progreso- no entiende lo que le está ocurriendo, y lo peor es que no le veo salida”, afirma con evidente pesimismo.

Kabbani entiende que todo cambio necesita un tiempo y éste “está siendo traumático y violento. Para cualquier cambio, las sociedades requieren un periodo de asimilación, para su avance modernizado y sin aceleración”.

Al prestigioso doctor le gustaría tener “una bola de cristal” para adivinar el futuro más próximo y que hubiera un resquicio para lograr “un cambio dialogado y así poder evitar un baño de sangre, que seguro dejaría el país lleno de rencor, odio y miles de heridas sin curar, al igual que ocurrió en España hace setenta años y que con el paso del tiempo la llevó pausadamente a recuperar la democracia”, afirma quien considera que lo ideal para su país sería una “transición similar a la que se vivió en este país, en España”.

El periodista español del diario 'El Mundo' Javier Espinosa. | DA

Javier Espinosa dice que “la oposición no tiene fuerza para acabar con el régimen”

“El futuro de Siria es muy complicado y nada asegura que esta revuelta no acabe como la que se desarrolló entre 1976 y 1982, ahogada en sangre y aplastada por la represión del régimen. Hay diversos escenarios y el peor sería una guerra sectaria que se extendería a toda la región afectando a todos los países vecinos, incluido Israel. Hoy por hoy, la oposición no dispone de fuerza suficiente para acabar con el régimen”. Son palabras de Javier Espinosa, el periodista de El Mundo que hace unas semanas fue dado por muerto en Homs, principal foco de conflicto en la rebelión siria.

El ejército sirio lo dio por muerto al encontrar sus pertenencias a las afueras de la bombardeada Homs, pero Javier Espinosa ya había sido evacuado, junto a dos periodistas franceses, a la frontera del Líbano, en cuya capital reside desde hace unos años, llevando desde allí la corresponsalía de El Mundo para Oriente Medio. Javier Espinosa (Málaga, 1964) está casado y tiene dos hijos.

El periodista, que estudió en el Colegio La Salle de Santa Cruz y hizo sus pinitos periodísticos en Tenerife, estuvo en Homs, donde “volví a ver la muerte pasar”, algo a lo que no ha estado ajeno en su ya dilatada carrera. “Aquella ofensiva fue brutal”, porque era la primera vez que el Ejército usaba misiles de largo alcance”, admite sin ánimo de extenderse.

Este periodista fue dado por muerto en Homs

Y es que Javier Espinosa siempre ha sido el periodista silencioso al que no le gustan los alardes y al que ni siquiera su nueva condición de padre lo ha alejado de esa especialidad que comenzó a amar en Bosnia, la de corresponsal de guerra.

Nadie lo hubiera dicho cuando comenzó en los desaparecidos La Tarde y Hoja del Lunes haciendo crónicas deportivas y en concreto de voleibol, hockey sobre patines y balonmano. “Era lo único que me dejabais los expertos”, recuerda desde Beirut.

Javier Espinosa se trasladó posteriormente a Madrid para hacer la carrera y, aunque siguió colaborando con El Día durante tres años, “conseguí entrar en el Ya y entonces di por concluidas mis jornadas de disipación en Puerto de la Cruz o en Las Americas”. Poco después decidió que lo suyo era ser freelance.

Espinosa desdeñó el puesto de plantilla que había obtenido en el semanario Época y se trasladó a vivir a Sudáfrica en enero de 1994.

Nada sorprendente para alguien que recurría a sus vacaciones para montarse en un coche de cuarta o quinta mano y recorrer los miles de kilómetros hasta una Yugoslavia inmersa en aquellos años (1992-94) en una devastadora guerra civil. Aunque antes Espinosa ya había realizado incursiones fugaces en otras contiendas africanas, fue en Croacia y en Bosnia donde aprendió a la fuerza su oficio.

Casi sin respiro, Espinosa pasó del regocijo sudafricano por la llegada de Mandela (1994) al horror más absoluto: Ruanda. Ese mismo año, hutus y tutsis hundían el país en una espiral de violencia fraticida que acabó con cientos de miles de muertos.

En 1995, Espinosa se muda a vivir en México DF para cubrir desde allí diferentes conflictos en América Latina como colaborador de El Mundo.

Enamorado de África, Espinosa regresó al continente en 1999 y permaneció hasta el 2002. Pese a la sucesión de desgracias a las que asistió -estuvo secuestrado en Sierra Leona-, sus gentes le siguen pareciendo el mejor referente para mantener la confianza en la raza humana.

Desde 2006, Espinosa reside en Beirut y desde allí ha seguido el estallido los conflictos de la llamada Primavera Árabe.

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SABER MÁS

SIRIA

Extensión:

185.800 Km2

Capital:

Damasco

Moneda:

Libra siria

Población:

19.450.000

Idioma:

Árabe

Política

Desde el año 1963, el Partido del Renacimiento Árabe Socialista o Baaz gobierna Siria bajo la declaratoria de estado de emergencia. Desde 1970, el presidente de Siria ha pertenecido a la Familia Asad, en la actualidad el presidente es Bachar al Asad, hijo de Hafez al Asad, que rigió el país desde 1970 hasta su muerte en el año 2000. La constitución de 1973 define a Siria como un estado socialista laico y reconoce el Islam como religión mayoritaria.

Economía

La economía está basada en la extracción de petróleo. Las principales refinerías se hallan en Homs y Baniyas. También posee reservas de gas natural, sal gema y fosfatos. La agricultura (trigo y algodón) genera el 27% del PIB y la ganadería, caprina y ovina, está dirigida a la exportación de lana.

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