OPINIÓN > José Joaquín Bethencourt Padrón

Unos ayudan y otros lo contrario > José Joaquín Bethencourt Padrón

En estas últimas semanas, algunos medios de comunicación se han hecho eco de varios informes técnicos sobre las empresas del Cabildo. Dichos informes, que, aunque respetables, son opinables, han alimentado la posición de quienes ven en el Cabildo de Tenerife un excesivo intervencionismo. ¿Qué hace el Cabildo en tal o cual sector?; es éste el discurso de quienes desde el liberalismo, cuando no desde el escaso rigor en el análisis, perciben al Cabildo como un elemento extraño en ese mercado que -dicen- lo arregla todo.

Permítanme que, por centrar mi reflexión y hacerla más consistente, me refiera al papel que el Cabildo de Tenerife ha jugado y juega, a través de sus empresas, en materia de desarrollo agrario y pesquero. Llevo algo más de ocho años al frente del área y creo conocer suficientemente la materia como para, sin pretender ser imparcial (obviamente no lo soy), sí al menos aportar al debate alguna información de contraste. Para empezar, no estamos solos. En todas las empresas agrarias del Cabildo, a las que se suele mencionar en informes, notas de prensa o declaraciones públicas, el Cabildo no es el único accionista. Tenemos compañeros de viaje que merecen todo el respeto y consideración: CajaCanarias Banca Cívica, la empresa nacional Mercasa, la Cooperativa del Campo La Candelaria o la práctica totalidad de los ayuntamientos de la Isla.

Y qué decir, por ejemplo, de los más de mil viticultores que comparten con nosotros riesgo y aventura, o de las asociaciones de ganaderos y carniceros. Debe saberse que muchas empresas de Tenerife, grandes y pequeñas, pero todas ellas representativas de sus sectores de negocio, han visto en la Fundación Tenerife Rural, una entidad impulsada por el Cabildo, el vehículo para desarrollar sus políticas de responsabilidad social corporativa. Créanme que ello representa para nosotros una responsabilidad añadida; no sólo nos comprometemos con el sector primario, sino que extendemos ese compromiso a otros actores, todos ellos parte del sector privado, que ni han tenido ni tienen el más mínimo reparo de “acompañarnos en el barco”.

Y recalco la naturaleza privada de nuestros socios en respuesta a quienes se empeñan en demonizar lo público, como si no pudiera no sólo coexistir con lo privado, sino tampoco colaborar con él. En este punto, me gustaría hacer una reflexión: ¿se imaginan qué hubiera ocurrido si, ante el inminente cierre de los mataderos municipales por razones sanitarias, el Cabildo no hubiera impulsado un acuerdo con ayuntamientos, ganaderos y carniceros para crear una empresa mixta? No me atrevo tampoco a aventurar cuál hubiera sido el desarrollo del sector de los vinos de calidad si hace veinte años no se hubiera creado Bodegas Insulares de Tenerife. Por lo pronto, no sé si el parque de bodegas privadas hubiera podido asumir la producción de los mil viticultores que hoy forman parte de la sociedad. Estamos sufriendo ahora uno de los inviernos más secos de los últimos cincuenta años, una situación que sería imposible encarar sin una entidad como Balten, creada en 1988 como servicio público de riego agrícola. En definitiva, podríamos preguntarnos en qué situación se encontraría ahora el sector primario de Tenerife si no se hubieran creado Cultesa, Teisol o Mercatenerife, convertidas ya en referente.

Escuchaba hace unos días al señor De Guindos, ministro de Economía y Competitividad del Gobierno de España, referirse al sector empresarial público, a ese al que el Partido Popular quiere “meter en cintura”. Sinceramente, ninguno de los vicios que atribuyó a las empresas públicas lo identifico en las entidades impulsadas por el Cabildo. Ni grandes sueldos, ni duplicidades innecesarias, ni ruido en el mercado… Sólo encuentro la visión de presidentes como Galván, Segura, Martín o Melchior, que se adelantaron a su tiempo y, por qué no decirlo, también muchas veces al sector privado, para aprovechar oportunidades de mercado, prestar servicios esenciales y generar riqueza y puestos de trabajo. Sí, también a algunos les molesta que el Cabildo sea un motor de la Isla. Pero claro, les molesta cuando no lo gobiernan.

José Joaquín Bethencourt Padrón es Consejero de Agricultura del Cabildo de Tenerife