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He seguido con interés la polémica suscitada a propósito de la concesión de licencias para emisoras de radio comercial en FM, resuelta finalmente el miércoles 4 de abril, si no con nocturnidad, sí con alevosía, tratando de emular la intencionalidad con que Adolfo Suárez anunció un sábado de Semana Santa la legalización del Partido Comunista. El decreto aprobado el citado día 4 no ha modificado la adjudicación de las 156 nuevas licencias hecha en julio de 2010 con tanta torpeza como injusticia y que fue motivo de numerosos recursos por parte de muchos de los que se sintieron lesionados en sus derechos, entre otras la emisora de Teide Radio Onda Cero que emite desde esta misma casa.

En aquella ocasión, ahora ratificada, se concedió un importante número de frecuencias a 3 grupos empresariales. Uno de ellos, Kiss Radio, hasta ahora sin presencia en la oferta radiofónica canaria, recibió nada menos que 29 licencias; y otras 50 más a sendos grupos, uno de ellos participado por el actual presidente del CD Tenerife, como se sabe muy próximo al presidente Rivero y beneficiado con 16 frecuencias repartidas por la geografía de las islas. Por el contrario, numerosos grupos presentes desde hace años en el dial de la FM vieron denegada su solicitud. Entre ellas, aparte de la mencionada Teide Radio, Radio Isla que con tanto esfuerzo lograba emitir a diario con profesionales de larga y acreditada trayectoria como José Antonio Pardellas (Premio Canarias de Comunicación) y César Fernández Trujillo; Mega Latina, la popular radio-fórmula musical que conducía Javier Zerolo; o Radio El Día, por citar solo algunas, que ahora se ven obligadas a dejar de emitir, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo. Se dijo en 2010 que “el reparto se ha hecho teniendo en cuenta  el número de horas semanales sobre actualidad e información local propuestas por cada emisora” y que para ello, la mesa de evaluación presidida por Fernando Ríos “había seguido criterios estrictamente técnicos, apolíticos y apartidistas”. Un personaje a quien de casta le viene su adicción al enchufismo, premiado ahora por aquel desaguisado con un carguito gubernamental bien retribuido. Atrapado por el fuego amigo de los perjudicados y frente a cualquier criterio técnicamente fundamentado, el presidente canario solicitó al gobierno de la nación un aumento del número de licencias a conceder en las Islas y a tal efecto, Coalición Canaria, con apoyo socialista, hizo aprobar en el Congreso de los Diputados una resolución pidiendo “la creación de una comisión técnica para permitir la ampliación de las frecuencias de FM en Canarias”, un engaño más, de ZP a Rivero o de Rivero a los operadores perjudicados. Una ocurrencia propia de quien ignora todo sobre el espectro radioeléctrico, un bien escaso, limitado y, como es sabido, muy congestionado y plagado ya de interferencias causadas por el excesivo numero de emisiones y la singular geografía canaria. El espectro radioeléctrico solo admite un determinado número de frecuencias, es como una autopista por la que caben los coches que caben, pero ni uno más sin riesgo de generar serios problemas.

Entre los disparates que se escuchan a veces a algunos de nuestros políticos, éste ha sido uno de los más notables. El daño ocasionado con semejante chapuza ha sido irreparable en términos económicos y de restricciones a la opinión libremente expresada a través de la radio. Una chapuza, un chanchullo o quien sabe si ambas cosas a la vez.