en el recuerdo > Juan Julio Fernández

Don Marcos Guimerá Peraza > Juan Julio Fernández

De lo acertado de la afirmación de “por sus obras lo conoceréis”, puedo dar fe, pues así fue en mi caso, del conocimiento de don Marcos Guimerá Peraza, quien nos acaba de dejar a poco de terminar su último libro, con 93 años en plenitud.

El pleito insular fue uno de mis libros de cabecera en los años en que participé en la actividad política y los subrayados que abundan en sus páginas evidencian el interés con que lo leí y releí, algo que me resultó sumamente útil para acercarme a una cuestión que agitó, incluso con virulencia, al archipiélago canario, cuando, después de la conquista, se abandonó una organización por Islas, con los antiguos cabildos o ayuntamientos rigiéndolas, y que se enquistó cuando se planteó la posibilidad de una organización provincial o regional que extendiera su jurisdicción a todo el territorio. Y puedo decir que me tocó personalmente cuando, como presidente regional de la Unión de Centro Democrático, me asignaron el papel de dirigir los debates previos para la elaboración del Estatuto, que, con la renuncia de los representantes socialistas a participar en ellos, se produjeron prácticamente en el partido centrista.

Y por este libro, escrito con precisión y objetividad, llegué al conocimiento de su autor, ayudado eficazmente por su hijo homónimo, Marcos Guimerá Ravina, con quien, no mucho después, al desaparecer UCD, acabamos organizando el Club Liberales de Tenerife, que con el apoyo de otro tinerfeño de pro, Rafael Clavijo, encontró sede para el debate en el edificio Olympo y por el que pasaron, con la aceptación que evidenciaban las audiencias, destacadas personalidades del liberalismo español.

A partir de entonces, traté con alguna asiduidad a don Marcos y recuerdo sus atinadas observaciones y sabios consejos cada vez que debíamos afrontar alguna situación que, por unas causas u otras, se politizaban, dificultando una solución lo más racional u objetiva posible. Hago mención, en particular, a la declaración de dominio público de las aguas superficiales en España por un Gobierno de Felipe González, que no solo se saltaba el artículo 149 de la Constitución, que fija la competencia del Estado para las aguas que discurran por más de una comunidad autónoma, sino lo sabiamente apuntado por Guimerá Peraza en el libro comentado al afirmar: “La realidad es que la unidad ha sido, y es, la Isla. El Archipiélago es, por definición, un conjunto de Islas, y en las Canarias, presentan caracteres bien distintos entre sí, y no sólo geográficos. La historia, política y administrativa han coincidido con la geografía. Y la economía ha presentado diferencias notables entre Islas”. Algo sobre lo que convendría reflexionar en unos momentos de crisis de los que deben salir las grandes determinaciones.

Mucho se dirá -y mejor de lo que yo pueda hacerlo- por quienes conocieron a don Marcos más que yo. Aparte de estos apuntes, apresurados, sí quiero dejar constancia de haber perdido, por ley de vida, a un referente y a un amigo, con quien departí en más de una ocasión y con quien intercambié libros. El último que yo le dejé, a petición suya, fue Liberalismo, de Fernando Chueca Goitia, maestro, amigo y colega; y él me lo agradeció con otro suyo, Maura y Canalejas. La difícil conciliación, con una dedicatoria: “Para el buen amigo liberal Juan Julio Fernández, que conoce bien a estas dos grandes figuras de nuestra política nacional, con el fuerte abrazo de Marcos.”

Y si el primero -guardo otros muchos y espero los que dejó inéditos, pues trabajó hasta una semana antes de su óbito- fue libro de cabecera, este último será libro de devoción.