JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife
Dolor y más dolor. Así se escriben los últimos cinco años en la vida de María -nombre ficticio dado para preservar su intimidad-, una tinerfeña de 38 años a la que hace dos le diagnosticaron fibromialgia, una patología sobre la que mañana se celebra el Día Mundial.
Educadora social, María siempre había sido una persona activa, por lo que en ningún momento se planteó que le pudiera estar sucediendo algo grave. Con el tiempo, sin embargo, su vida se fue convirtiendo en un “suplicio”. Solo levantarse de la cama ya era una batalla. “Al principio no lo aceptas, pero luego empiezas a preguntarte qué te pasa”, incide María, que padeció un largo peregrinar por distintos especialistas, hasta que un reumatólogo diagnosticó que padecía una fibromialgia en extremo severo con síndrome de fatiga crónica.
Lejos de venirse abajo, trató de reconducir su vida. Para ello entró en contacto con la Asociación de Reumáticos de Tenerife (Aster), a través de la cual llegó a la Asociación de Fibromialgia y Fatiga Crónica de Tenerife (Afiten). “Compartir mi problema con otras personas que estaban en la misma situación que yo, me ayudó a sentirme menos incomprendida”, revela María, para quien cosas tan simples como vestirse o beber un vaso de agua, son una auténtica “odisea”.
En Canarias, la Consejería de Sanidad contabiliza desde 2004 más de 60.000 casos de afectados por una dolencia que afecta principalmente a mujeres de entre 40 y 60 años. La fibromialgia es un síndrome clínico caracterizado por dolor crónico generalizado, no articular, que predomina en los músculos y el raquis, con presencia exagerada y extensa sensibilidad local a la presión en múltiples puntos. El cansancio, los trastornos del sueño y del estado de ánimo son síntomas frecuentes. La calidad de vida de los afectados se ve sensiblemente mermada, así como la capacidad para desarrollar actividades cotidianas. “Las hipótesis más actuales al respecto de su causa se dirigen hacia fenómenos de alteraciones en las respuestas de los neurotransmisores”, expone Mercedes González de Chaves, vicepresidenta de Afiten. Esta asociación agrupa alrededor de 350 personas afectadas por fibromialgia en Tenerife, entre ellas algunos hombres. “Muchos de los casos empiezan después de hechos puntuales, como infecciones víricas o bacterianas, accidentes de automóvil, separación matrimonial, mobbing (acoso moral y psicológico) problemas familiares, etc. En definitiva, casos de estrés postraumático. Todo esto no parece que sea la causa, sino que despierta una anomalía oculta en la capacidad de respuesta a determinados estímulos dolorosos”, asegura Mercedes González de Chaves.
Creada en 2003, Afiten ofrece ayuda integral a los afectados por esta enfermedad, cuya prevalencia a escala nacional es de 1.500.000 afectados, en torno a un 3% de la población. “El apoyo psicológico es fundamental, porque hay mucha gente, incluso médicos, que creen que se trata de una enfermedad de vagos”, subraya María. Ella y muchas de sus compañeras informarán mañana y a lo largo de este mes en distintos puntos de la Isla sobre la fibromialgia, que además de discapacidad conlleva para los afectados problemas de ansiedad, depresión y desestructuración familiar.
Para combatirlos, la entidad Afiten apuesta desde 2003 por las terapias alternativas, como el yoga, el tai-chi o la risoterapia. “Nuestro verdadero objetivo es que los médicos de Primaria estén preparados para diagnosticar y atender a personas que lleguen con síntomas de padecer fibromialgia”, recalca.
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Aplican un protocolo de atención integral
Sanidad puso en marcha el año pasado un protocolo de actuación para la atención integral de los pacientes con fibromialgia de las Islas. Este pretende la implicación de los profesionales de la salud, en colaboración con las asociaciones de enfermos, para potenciar la sensibilización y conocimiento de esta dolencia. De igual modo, desde Afiten advierten que han aumentado los casos de personas afectadas por el llamado Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple y el Síndrome de Electrosensibilidad, afecciones medioambientales que, al estar interrelacionadas con la fibromialgia, han sido agrupadas con el nombre de Síndrome de Sensibilidad Central.
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