EUROPA PRESS | Madrid
El secretario general de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, no cree en la posibilidad de que España acabe siendo intervenida por la Unión Europeo, pero sí que admite que está “tomando cuerpo” la idea de un rescate a determinadas entidades financieras, algo que, a su juicio, no tendría repercusiones en la ciudadanía.
En un artículo publicado en su página personal de Internet y recogido por Europa Press, Duran lamenta que se esté hablando en estos días, “indistintamente y con un gran confusionismo”, de rescate o de intervención por parte de la Unión Europea.
Según explica, la intervención de la economía española tendría unos resultados prácticos “muy negativos” para la población pues afectaría “mucho” a los ciudadanos, como ocurre en Grecia o Portugal.
Con España caería el euro
Sin embargo, no cree que eso se produzca: “Afortunadamente, y no quisiera equivocarme, es muy difícil que España sea intervenida –argumenta–. Grecia sólo es el 2% del PIB de la economía europea y ya nos hace ir de cabeza al resto. España es la cuarta economía europea y su intervención arrastraría al euro. Ahí radica mi confianza de no ser intervenidos y no tanto lo que desde aquí hacemos para evitarlo”.
Ahora bien, sí admite que está “tomando cuerpo” la posibilidad “hoy no contemplada, pero tampoco prohibida” de un rescate del sistema financiero español y más concretamente de los bancos que lo precisen. “Lo pide la Comisión de la UE, lo pide Francia, España y se van sumando voces diferentes –recuerda–. Falta saber el tono final de Alemania”.
Duran señala que “la Unión Europea ya tiene previsto un instrumento de rescate y un fondo al que pueden acudir las entidades financieras de cualquier miembro de la Unión Económica y Monetaria”, y considera que “el rescate de uno o varios bancos no comportaría ningún derivada especial para la ciudadanía y deberían entenderse directamente con Europa”.
A su juicio, “el problema es que el Gobierno español defiende que puedan ser directamente los bancos los que puedan pedir el dinero para rescatarlos de su situación financiera y que no sea necesario que lo hagan los Estados por entender que eso les debilitaría aún más ante la falta de credibilidad y confianza que proyectan”.