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‘Coach’ olímpico > Andrés Brito

En la noche del 27 al 28 de julio de 2012, Londres se inundó de luz y color porque los mejores diez mil quinientos deportistas del planeta desfilaron ante el mundo para inaugurar por trigésima vez en la era moderna los Juegos Olímpicos.

Esta ceremonia inicial cambia según el país anfitrión y el equipo encargado de organizarla pero en ella suceden ciertos acontecimientos que adoptan la estructura de rito dado que siempre se repiten de la misma forma y en el mismo orden, como, por ejemplo, que las autoridades olímpicas pronuncien un discurso, que se encienda el pebetero, que el jefe de Estado dé por iniciada la competición o que deportistas y jueces juren los principios del olimpismo. Esta promesa, por cierto, es esencial dentro del conjunto porque refleja el compromiso por parte de los participantes de asumir valores tales como el respeto, la justicia o lo que se conoce como fair play o juego limpio. En esta ocasión, fue pronunciado por la taekwondista Sarah Stevenson y el juez de boxeo Mik Basi, si bien se incluyó una novedad: brindar a la figura del entrenador el protagonismo que merece y escucharles a ellos también jurar vivir el espíritu olímpico. Eric Farrell, preparador de remo, se convirtió en la voz de todos los entrenadores olímpicos y emocionó a los participantes cuando prometió en nombre de sus compañeros “trabajar con ahínco para sacar de los atletas lo mejor de sí mismos”. El rótulo que la televisión superpuso a la imagen de Farrell no sólo ponía su nombre: también decía la palabra coach.

Es interesante recordar que el coaching tiene su origen en el deporte y que coach, en inglés, significa precisamente entrenador. ¿Cuál es el papel de un entrenador deportivo? Justamente el afirmado por Farrell: confiar en que la persona entrenada puede alcanzar su meta, brindarle motivación para conseguirlo, conocer sus fortalezas y debilidades para fomentar su espíritu deportivo y poner a su disposición cuanto técnicamente necesite para alcanzar la excelencia en la competición. Tu coach personal o ejecutivo tiene la misma misión, sólo que te entrenará para una competición acaso más dura que la deportiva: la olimpiada de tu vida.

Como curiosidad te contaré que los coachs certificados por la International Coach Federation (ICF) también pronunciamos un juramento al final de nuestra instrucción en el que nos comprometimos a que el auténtico protagonista del proceso de coaching seas tú, nuestro cliente.

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