A la crisis. A los malditos brotes verdes que no llegan. A los bancos que nos dejaban el dinero con una sonrisa y ahora nos quieren quitar las llaves de la casa mientras les ayudan con el dinero de nuestros impuestos. A los que nos suben la gasolina, el tabaco, las cervezas, la recogida de la basura, la luz o el agua, los que nos asaltan el sueldo para seguir rascándonos el bolsillo y no se atreven a podar las ramas de la enredadera del poder. A los que se pasan la vida gritando, acusando e insultando creyéndose en posesión de la verdad absoluta cuando suele ocurrir que son los más necios, ignorantes y golfos. A los que tocan la pita del coche en cuanto el semáforo se pone en verde, como si perder un par de segundos fuese el fin del mundo. A la gente agresiva en general, que sólo pueden escaparse de su impotencia intentando acoquinar al prójimo. A los que en vez de exponer sus opiniones exponen sus doctrinas. A los intolerantes. A la chusma. A los que ponen a parir a los políticos y luego te ofrecen pagar una factura sin IGIC que sale más barata. A la gente que se ha olvidado de contestar a un “buenos días” y ha perdido la capacidad de dar las gracias. A los partidos políticos, patronales, sindicatos y otros colectivos subvencionados que también se han olvidado del papel que cumplen en una democracia y se han convertido en cómodos alojamientos de la mediocridad, la adulación al liderazgo y la ineptitud. A los que se llena la boca hablando de la corrupción infame de “los políticos” y te ofrecen cobrar una factura en negro, “porque sale más barata”. A los que cobran el paro y luego hacen unos apaños para completar el sueldo. A los que se olvidan que el dinero de nuestros impuestos no es para pagarse unas langostas. A los que no han querido ni de coña reformar el disparate de las administraciones públicas. A los que saben como se hace todo lo de los demás, pero no son capaces de hacer lo suyo. A los que decían que nuestra selección de fútbol estaba desfondada. A los que gritan por la calle de madrugada sabiendo que hay gente durmiendo. A todos los presidentes de todos los gobiernos incluido el nuestro, en solidaridad con la funcionaria expedientada. A todos ellos, que me voy de vacaciones… una cariñosa peineta.

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