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La clave para entender el pasado

El Museo de la Naturaleza y el Hombre ofrece una amplia colección de momias guanches, cuyo estudio ha permitido conocer la vida de los aborígenes
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El Museo de la Naturaleza y el Hombre ofrece una amplia colección de momias guanches, cuyo estudio ha permitido conocer la vida de los aborígenes

JESSICA MORENO
Reportaje fotográfico
FRAN PALLERO
Santa Cruz de Tenerife

A pesar de su avanzada edad, se conservan bastante bien. El secreto para ello lo conocen, mejor que nadie, los técnicos del Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife, responsables de mantener en óptimas condiciones los más de un centenar de restos de momias guanches hallados en la Isla en los últimos años. El cuidado y la conservación de estas piezas son vitales, ya que constituye una de las claves que ha permitido conocer cómo vivían los antepasados.

Detrás de cada uno de esos restos se encuentra una pista para conocer el pasado. Pero para ello su conservación es fundamental. Las momias requieren unas condiciones de humedad, iluminación y temperatura muy concretas, que el Museo tinerfeño ha logrado no solo aportar sino también garantizar en cualquier momento.

Este espacio, dependiente del Cabildo de Tenerife, dispone de una colección formada por más de 150 restos aborígenes, de los cuales 15 son momias prácticamente enteras. Cada una de ellas con unas características propias y un secreto diferente. Gracias a estos restos, los investigadores han podido conocer, por ejemplo, la esperanza de vida media de los guanches, qué territorio insular era el que aportaba una mejor calidad, los alimentos que consumían o las enfermedades que padecían.

El centro ofrece en uno de esos módulos una amplia variedad de elementos que va explicando a sus visitantes los datos obtenidos por los investigadores. Entre sus vitrinas se encuentran expuestos ocho restos enteros, algunas procedentes de lugares como Madrid o Argentina, pero que finalmente lograron retornar a la Isla. La consejera del Organismo Autónomo de Museos del Cabildo de Tenerife, Amaya Conde, insiste en que la exposición se hace sin olvidar que se trata de restos humanos, “por lo que mantenemos un ambiente con baja iluminación, mostrando así un cierto respeto”.

Entre las piezas que muestra este espacio se encuentra, por ejemplo, una de las momias traídas desde Argentina, un bebé e, incluso, un feto de unos cinco meses. “Observando las piezas se puede distinguir, entre otros, las diferencias sociales, ya que las clases más altas utilizaban más pieles en el envoltorio”, explica el director del Museo de Antropología, Conrado Rodríguez. “También sabemos, como dato, que una de las expuestas murió de sinusitis”, añade.

Pero la colección de restos momificados no está formada solo con los que recogen las vitrinas del museo, sino que muchos se encuentran conservados en los almacenes de TEA Tenerife Espacio de las Artes. “Cada cierto tiempo se van rotando las momias para así mantener su conservación”, añade la consejera. La responsable insular del área de Museos insiste en la idea de que dada la importancia de la muestra, una de las mejores que hay en esta temática, “hay que promocionarla más de cara al turista”. Aunque reconoce que algunos visitantes acuden sabiendo de la existencia de las momias, “lo cierto es que aún es una asignatura pendiente en la que estamos ya trabajando”.

La pieza más antigua que está en el Museo data del siglo VIII a. c. y fue hallada en el municipio de Icod de Los Vinos. La mayoría de estos cuerpos momificados fueron encontrados en excavaciones arqueológicas. Dado el ritual funerario, las cuevas de la Isla eran los lugares por los que se decantaban los guanches para que descansaran los cuerpos. En cuanto a los puntos de Tenerife donde más se han encontrado restos prehispánicos, el director del Museo de Arqueología indica que se han localizado por toda la geografía insular.

Proceso único

La momificación guanche es un procedimiento único, no solo en España -ya que en el resto del país no era habitual este culto para los difuntos-, sino también en el resto del mundo, puesto que el tratamiento no se parece en nada a la de otras culturas que la practicaban como la Egipcia. Así, por ejemplo, mientras en Tenerife se trataba el cuerpo entero, en Egipto este era vaciado.

La momificación guanche, que solo se aplicaba en las clases más altas, consistía en aplicar una serie de productos sobre el cuerpo, que han permitido que se conserve hasta nuestros días en un estado bastante bueno. Según explican los responsables, aún se desconoce con certeza por qué los antiguos pobladores de la Isla realizaban este procedimiento.

Dada la importancia de contar con los fondos del Museo de La Naturaleza del Hombre -que se comenzó a recopilar a mediados del siglo pasado impulsado, sobre todo, por Diego Cuscoy- la conservación de estos fondos es vital, insiste Ruth Rufino, técnico del área de Conservación del Organismo Autónomo de Museos. “Cuando nos llega una pieza lo primero que se hace es la valoración del estado de conservación y se decide si pasa al almacén o a exposición”, explica. En este último caso, las momias se muestran en unas vitrinas especiales que controlan en todo momento la humedad -que debe estar en torno al 40% y el 50%- y la temperatura -alrededor de 18 y 22 grados centígrados-. Además, en el módulo la iluminación es baja para afectar lo menos posible. De hecho, se prefiere evitar la iluminación. “Las vitrinas tienen unos sensores que se encargan de que las condiciones sean las óptimas, modificándolas en caso necesario”, añade la experta. Si se decide que la pieza en cuestión sea almacenada, se sectoriza y se guarda de tal manera que se evita en lo posible el contacto físico con esta. Asimismo, cada tipo de pieza se encuentra almacenado en su propio espacio. De esta manera, se pueden encontrar clasificados cráneos, mandíbulas, huesos y las propias momias, en unos armarios elaborados exclusivamente para su protección.

En este centro no solo se tiene en cuenta las condiciones atmosféricas, sino también los materiales utilizados para que sean guardados, además de todas las medidas de seguridad, vigilancia e incluso dispositivos contra incendios, con el fin de garantizar a generaciones futuras la salvaguarda de la más importante colección de restos guanches de toda Canarias.

Aunque esta exposición sea de gran valor aún debe ser completada, según entiende el Cabildo tinerfeño, por el resto de momias repartidas en distintos puntos del planeta. Así, aunque en los últimos años se logró devolver a la Isla varias piezas desde Argentina y Madrid, todavía se localizan en otros países como Inglaterra, Canadá, Alemania, Francia e incluso Rusia. Aun sin estas momias, la colección de Tenerife es una joya cultural, la cual permite a los tinerfeños hacer un viaje al pasado para conocer a los guanches.

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El gran ‘rescate’

Ya han pasado 36 años desde la primera vez que la Isla solicitó de manera oficial al Museo Antropológico de Madrid que devolviera la momia guanche que expone en sus salas. Desde ese momento las cosas no han cambiado mucho. Diversas mociones, solicitudes oficiales y propuestas en el Congreso y el Senado han sido algunas de las iniciativas emprendidas para recuperar estos restos aborígenes, que hasta la fecha no han tenido resultado. Al respecto, la consejera de Museos del Cabildo de Tenerife, Amaya Conde, explica que las reticencias políticas al traslado de esta momia se basan en un informe elaborado desde el Ministerio de Cultura el cual sostiene que el traslado de la momia no es conveniente, al igual que en la Isla no estaría bien conservada. Con el fin de demostrar que estos es incierto, el Cabildo va a iniciar una nueva ofensiva, para recuperar estos restos. La idea es elaborar una serie de informes que avalen la idoneidad del traslado y presentarlo a las diferentes instituciones implicadas, “ya que pensamos que el mejor sitio para que sea expuesta es este”.

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SABIAS QUE…

La pieza más antigua. La pieza más antigua expuesta en el museo es una momia hallada en Icod de los Vinos, que data del siglo VIII a.c.

La esperanza de vida. La esperanza de vida media de los antiguos pobladores de la Isla estaba en torno a los 30 años, muy por encima del resto de España y Europa, que rondaba los 27 y 28 años.

Relevancia social. Su finalidad, vinculada a sus creencias religiosas, era proteger al cadáver y también distinguir su relevancia social.

La mejor zona para vivir. Tras el estudio de los restos hallados se deduce que ‘la mejor zona para vivir’ era Tegueste, con una esperanza de vida superior a la media, situada en los 36 años. La peor, por contra eran sus vecinos de Tacoronte, con 27 años.

Bebés y fetos. Entre las piezas que se encuentran en la muestra del museo se expone un bebé de pocos meses e incluso un feto. Se deduce que debía pertenecer a la clase más alta, ya que no era frecuente la momificación.

La muerte.Uno de los datos que en muchos casos se ha podido conocer es la causa de la muerte. En uno de los restos expuestos fue causada por sinusitis. Además se ha podido conocer las enfermedades más frecuentes, que eran artrosis y malformaciones congénitas.

Localización. La mayoría de los cuerpos de los guanches han sido hallados en cuevas.

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