nota bene - Fran Domínguez

Reinventarse – Fran Domínguez

Dicen que la crisis tiene sus aspectos positivos (francamente, el que suscribe ve muy pocos). Y uno de ellos, o al menos al que se suele aludir con mucha frecuencia, casi como una letanía de optimismo, es que facilita la reinvención, palabra que bambolea al oído porque siempre deviene en reconfortante por su adecuada inyección de dosis de autoánimo.

Las reinvenciones suelen aplicarse al ámbito individual pero no dejan de prescribirse en el terreno colectivo cuando la dolencia requiere de una rápida y contundente intervención. En la vorágine política de este país de marras hay un partido al que resulta apremiante alcanzar ese estado de febril resurgimiento, de ave Fénix, casi de Lázaro, si me apuran…

El PSOE transita aguas procelosas por el mar de la recesión y del hartazgo ciudadano; un buque de tamaña eslora no necesita tanto de un excelso capitán o de una buena tripulación, que también (¡vemos a casi los mismos aquí y allá, sobre todo en estas ínsulas no baratarias!), sino que contenga en su bodega una carga diversa, moderna y consistente, y una sala de máquinas engrasada que aguante y afronte con firmeza y sin titubeos el rumbo.

El propio líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, lo ha dicho después de la debacle electoral en Galicia y en el País Vasco -aunque me temo que más para salvarse momentáneamente de la quema que por otra cosa-: “Lo que necesita el partido es recuperar la confianza de los ciudadanos y ser alternativa”. Dos faros harto difíciles de vislumbrar en una coyuntura con tanta niebla como la actual, que no se presta a dar pasos en falso.

Reflexionar y entonar el mea culpa está muy bien, pero si eso no conlleva medidas prácticas y reales, y un relevo generacional más acorde con los duros tiempos que corren, la ruta marcada se diluye y el peligro de embarrancar es latente. Al PSOE, un partido que per se siempre tiene que ser una opción, no le queda otra que reinventarse, porque si no, me temo, que lo adelantarán por la mismísima izquierda, y de qué manera…