En un excelente artículo-análisis publicado esta misma semana en El País, titulado El ataque alemán desahucia a España, que firman Manuel Ballbé y Yaiza Cabedo, catedrático de Derecho de la Universidad Autónoma de Barcelona y abogada, respectivamente, se pone el dedo en la llaga (con datos bastante clarificadores) para entender una de las claves de lo que está ocurriendo en el contexto continental y mundial al socaire de la crisis económica.

Así, la matraquilla germana de austeridad, austeridad y más austeridad (por si no lo teníamos aún claro) supone una especie de plan perverso urdido para atracar literalmente -por la vía del guante blanco- a los países que más cojean de la Unión Europea (vamos los del Sur: portugueses, griegos y nosotros mismos), con el maquiavélico objetivo de salvar el trasero del mercado financiero de los que juegan en Primera División.

Aunque el artículo pasa de puntillas -o por lo menos los coloca en un rol más secundario- por otros factores que contribuyeron al pecado original de esta etapa de desgarro económico y social, dígase la burbuja inmobiliaria (aquí sabemos bastante de eso) o el caos fiscal (ídem), por ejemplo, sí que va más allá del mercadeo de los productos financieros tóxicos (las hipotecas subprime) que detonaron la crisis y los contextualiza en un renovado y más feroz que nunca modelo capitalista, en el que unos cuantos bancos (estadounidenses y europeos: alemanes mayormente) controlan el cotarro, respaldados por sus respectivos gobiernos que los “rescatan”, tirando de sus propios contribuyentes, y que luego miran al resto para chuparles la sangre como inmisericordes vampiros.

Una auténtica trama, donde se desacredita y especula, utilizando triquiñuelas más propias de piratas que de instituciones democráticas (asfixiando, dando pábulo a rumores para desestabilizar), y en la que el ciudadano de a pie como tú y como yo -con el añadido de un gobierno seguidista, imitador y consentidor- está totalmente indefenso.