I+D+i+(In+in) da igual a realidad. Incógnitas que hace diez años eran el hazmerreír de científicos y público en general, hoy son claves para salir del embrollo que nos ocupa. Si consiguiéramos sumar a la ecuación de siempre un paréntesis con dos incógnitas de reciente valoración a pesar de su importancia en la historia de la humanidad, son la in_tuición y el in_genio, el resultado igual nos permitiría avanzar en mejor dirección hacia una realidad diferente y llevadera.

Ingenio, del latín ingenium, es la facultad para inventar con prontitud o solucionar algo con facilidad. El concepto está asociado a la intuición, la creatividad, la maña y el talento. Por ejemplo: “Para resolver este enigma, hace falta más ingenio que fuerza”. También va aparejado a la chispa para captar y mostrar el lado donoso de las cosas. Una persona ingeniosa puede hacer reír en medio de una situación formal o estructurada, gracias a una salida ocurrente o a un comentario jocoso en el momento justo.

Intuición, del latín intueri, se traduce algo así como mirar hacia dentro o contemplar. Consiste, a ojo de buen cubero, es decir, de forma aproximada, sin precisión exacta y sin usar ningún instrumento o herramienta de medición, en conectarse con uno mismo, estar atento a las sensaciones, impresiones y alarmas que nos produce lo que sucede a nuestro alrededor; observar sin miedo las señales e interpretar las diferentes opciones de una situación y atender a lo que provocan.

Con la intuición se siente, se escucha, no se piensa, no se analiza, ni se duda, hacemos valoraciones rápidas y precisas. ¿Por qué no confiamos en ella? La respuesta es sencilla: por nuestra programación racional y material.

¿Y si los indicadores económicos no fueran suficientes para medir el bienestar de una sociedad? Hace 35 años, en un aislado reino del Himalaya, un carismático rey decidió que era más importante la felicidad interior bruta que el producto interior bruto. Hoy, Bután es la democracia más joven del mundo y el exótico campo de pruebas de uno de los debates más interesantes del pensamiento económico global ¿Qué y como miden el FIB? Los pilares son: un desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo, la preservación y promoción de la cultura, la conservación del medio ambiente y el buen gobierno.

Lo controla la comisión nacional del FIB y los comités locales.

Les propongo cambiar a los calificadores de riesgo y a los bancos malos por trileros, y respiramos ¿después? Se verá.