nota bene > Fran Domínguez

Apocalipsis interruptus – Por Fran Domínguez

Querido y estimado lector, si usted en estos momentos puede leer el presente artículo -vamos, y los otros de esta página, y de otras; en definitiva, de todo el periódico- significará que los puñeteros mayas se han equivocado en sus predicciones. O sea, no nos hemos achicharrado con una tormenta solar ni nos ha azotado ninguna plaga bíblica de bichos, no ha caído granizo como toniques ni ningún meteorito cerca, ni tampoco se han alineado todos los planetas del sistema solar ni han venido a visitarnos extraterrestres (bueno, ya estaban entre nosotros, seguro que conoces a alguien). En definitiva, que todo ha sido un mal cuento chino y que hay vida más allá del día 21 de diciembre, lo que agradecen, en primera instancia, las miles de personas que se han gastado una pasta gansa en la Lotería de Navidad, a la espera de que hoy toque el Gordo o lo que buenamente pueda. Y mira que nos han dado la tabarra durante el último año todo tipo de gurús, pseudocientíficos, milenaristas trasnochados, adivinos, videntes y demás vendemundos con esto del acabose global. Lo desagradable de la parafernalia montada y de las expectativas creadas por los antiguos -y cachondos- pobladores de la región mesoamericana es que encima la vida no sigue igual, sino peor -esa es la verdadera maldición y castigo-. Lo que los mayas no pudieron vaticinar ni por asomo es que en esta época habría una gran tijera recortando todo lo que se pusiera delante, unos bancos pidiendo ayuda a los poderes públicos -nosotros- para luego desahuciarte en cuanto menos te lo esperas; una prima de riesgo a la que no le tenemos cariño, políticos de comparsa, obtusos e inoperantes -ellos también los tenían, hay cosas que no cambian pese a las centurias-; y damas de la austeridad como la tal Merkel del copón. El apocalipsis -por ahora- no ha llegado, aunque escuchando día sí y otro también la dichosa musiquita del Gangnam Style de marras no veo la hora de que se produzca.