¡Menos mal! (1) Tenerife, Europa, Gran Canaria

Como ya sabrán a estas alturas, la Comisión de Transporte de la Unión Europea ha aprobado la inclusión de las infraestructuras aeroportuarias y portuarias de Tenerife en la Red Básica Transeuropea. Sobre el tema, tres apuntes.

El primero es que se trata de un éxito político de primer nivel del vicepresidente insular Carlos Alonso, que es quien ha puesto la cara y el impulso a un envite complicado en el que bien pudo habérsela partido porque el envite no llevaba cartas ganadoras precisamente y se ha ganado en la prórroga con el corazón en la boca.

El segundo apunte está dado: si se hubieran hecho bien las cosas, no estaríamos con semejante procrastinación.

Y el tercero es la ausencia de felicitaciones desde Gran Canaria. Más allá de que alguno aprovechó el tema para lucrarse con el manido pleito, choca con el buen ambiente que motivó, por ejemplo, el respaldo incondicional de Tenerife a su frustrada capitalidad cultural europea.

Para colmo, estamos de centenario del nacimiento de la Audiencia provincial de Santa Cruz de Tenerife, la última en crearse de toda España con diferencia. ¿Saben por qué? Porque los políticos de Gran Canaria hicieron todo lo posible por evitar que la Justicia llegase a este lado del Archipiélago y así mantener el monopolio de las resoluciones.

En fin, miserias de un pasado cainita al que ojalá los aprovechados de siempre no nos devuelvan con su interesada cizaña.