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La gestora insular desnuda las sensibilidades del PSOE tinerfeño

D. N. M. | Santa Cruz de Tenerife

Las sensibilidades del PSOE de Tenerife están a flor de piel. La constitución de la comisión gestora por la dimisión del secretario general insular, Manuel Fumero, ha generado expectación, nerviosismo y confusión. El tiempo está un poco revuelto. Las temperaturas cambian al abrigo de las cálidas tensiones que definen este microclima del Partido Socialista. En pleno funeral ya estaban repartiéndose la herencia. La comitiva del Sur se apresuró a estampar el nombre de Rafael Yanes en el libro de condolencias. Los padrinos de Fumero quieren ahora que el presidente saliente de la ejecutiva asuma la gerencia del tanatorio. Pero Javier Abreu no ha exhalado el último suspiro, después de que en 2012 perdiera el congreso ante Fumero por una fuga de apoyos planificada en una noche. El teniente de alcalde de La Laguna y miembro de la federal tiene mucho que decir, aunque él descansa en la cámara de hibernación orgánica hasta que le llegue la hora.

Se ha hablado igualmente del histórico Julio Pérez, que desempeñó esa función en la agrupación local de Santa Cruz. Tampoco habría que descartar a Lola Padrón y Gloria Gutiérrez, integrantes de la regional y relegadas del Parlamento.