Hace hoy 33 años, el fallecido genocida argentino Leopoldo Galtieri mandó invadir las islas Malvinas mas que para intentar recuperarlas de la ocupación británica, para recuperar el apoyo de una sociedad rebelada al conocer de desaparecidos, deuda externa y crisis socio-económica. Fue su ultima ficha, pues ese anhelo nacional le dio solo 60 días de apoyo. Hasta la derrota devenida de la respuesta de la por entonces primera ministra británica, y también extinta, Margaret Thatcher, acosada por similares crisis socio-económicas que vaticinaban su derrota electoral, quien también abroqueló al pueblo británico, respondió sin contemplaciones, y venció militar y electoralmente. Hoy Malvinas vuelve a ser una ficha electoral, especialmente del primer ministro británico David Cameron quien, al borde de una derrota electoral, resucita este contencioso anunciando mas presencia militar en Malvinas “ante el peligro inminente de que Argentina intente recuperarlas otra vez por la fuerza”, con la ayuda del premier ruso Vladimir Putin, a quien el Gobierno de Cristina Kirchner entregaría alimentos por armamento (sic). Cameron omite decir que Kirchner, con elecciones presidenciales en pocos meses que puede perder -por lo que utilizará esta amenaza para intentar reconciliarse con su sociedad-, no posee reservas estatales de alimentos para enviar a Rusia, excepto que los expropie a latifundios estadounidenses y británicos, y que sus Fuerzas Armadas son cuasi simbólicas, pues todos los gobiernos democráticos argentinos, desde 1983 hasta la fecha, las han desmantelado y desprestigiado espantando a quienes tuvieren vocación militar, por lo que Argentina carece actualmente de militares profesionales capaces de utilizar armamento sofisticado o convencional. No habrá guerra. Pero, probablemente, Cameron y Kirchner ganen sus respectivas citas electorales, al abroquelar tras ellos a sociedades que, como en 1982, olvidando padecimientos, les apoyarán en reivindicar un archipiélago que, para estos líderes, solo es una ficha electoral.

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