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Raquel Marín: “Sin la ciencia no se entiende la universidad”

La científica posa en los laboratorios del centro que dirige en la actualidad. /. SERGIO MÉNDEZ
La científica posa en los laboratorios del centro que dirige en la actualidad. /. SERGIO MÉNDEZ
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Por Verónica Martín

Raquel Marín es de esas mujeres de las que resulta muy difícil no acordarse. Físicamente llama la atención porque es muy alta y tiene una larga cabellera rubia. Pero, en cuanto la conoces, casi eso es lo menos que te llama la atención de esta mujer decida y apasionada. Su carrera como científica es indiscutible y su salto a la gestión en investigación ha estado sembrada de problemas que ella sortea. Ahora, dirige uno de los servicios que pasan algo desapercibidos en la Universidad de La Laguna (ULL): el Segai pero que es es sí mismo una salvación económica para la ciencia en la isla. ¿Por qué? Se lo preguntamos a ella. Bueno, eso y mucho más… que por contar que no quede.

-¿Recuerda cuándo decidió hacerse científica?

“Desde bien pequeña era una niña ensimismada en mis pensamientos y maquinaciones, con tendencia al ensueño. Siempre me hacía grandes preguntas y mis amigos me llamaban ‘pitufa filósofa’. Mis juguetes favoritos eran los juegos de química, y de hacer ‘mejunjes’, e incluso, en mi afán de descubrimiento, una vez prendí fuego a la terraza de casa con uno de mis experimentos. Recolectaba objetos extraños de todo tipo, que escondía en mi cuarto para que no fueran confiscados por mi madre. En una ocasión, me llevé a casa un cráneo de vaca en estado de descomposición, que se convirtió en un interesante nicho de estudio sobre los diferentes tipos de insectos que habitaban en el mismo. Fascinante para mí, terrorífico para mi madre.Cuando inicié en mis estudios Universitarios en la Autónoma de Madrid tuve la suerte de conocer a la Investigadora Margarita Salas en el CBM, y mi vocación se decantó de manera definitiva. Desde entonces, he dedicado mis días (y muchas noches) hasta la obsesión a mi vocación científica”.

-¿Por qué eligió la salud como carrera y por qué se especializó en investigación?

“Estudié Bioquímica y Biología Celular y Molecular, y me especialicé en Biomedicina en la Universidad Laval de Quebec (Canadá) porque allí es una rama de especialización de Medicina. En aquel entonces, en España no existía esa especialización. Luego, en esa misma Universidad, hice un Máster en Inmunología y, posteriormente, el doctorado en Biomedicina. Desde el principio tenía claro ser investigadora en Ciencias de la Salud, quería por encima de todo ir al inicio de las patologías, a la búsqueda del desencadenante original que desemboca posteriormente en los síntomas propios y específicos de la enfermedad en estudio. En mis primeras investigaciones en Canadá trabajé sobre el desarrollo de procesos cancerígenos ligados al desarrollo y diferenciación, línea de investigación que proseguí en mi etapa post-doctoral en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York (USA) y en la Universidad de Rockefeller, también en Nueva York”.

-Empezó a estudiar el alzhéimer, que se trata de una de las patologías más frecuentes y en aumento en la sociedad actual. ¿Qué perspectiva se plantea desde la ciencia para esta enfermedad?

“La enfermedad de Alzheimer más frecuente está fundamentalmente asociada al envejecimiento del cerebro. En sus estados ya iniciados con ciertos síntomas, que coinciden con el momento con los que las personas acuden al neurólogo, es en muchas ocasiones complejo establecer un diagnóstico adecuado. Ello se debe a que existen diversos tipos de demencias que pueden presentar parámetros similares, pero cuyos tratamientos llevan estrategias distintas. Tristemente, se trata de una enfermedad incurable, y en sus estados avanzados el cerebro presenta un deterioro irreversible e incurable. Por ello, los grandes retos en la investigación científica de esta enfermedad se basan en gran parte en la búsqueda de criterios de diagnóstico eficaces y en épocas tempranas de la enfermedad, cuando todavía existe la opción de obtener un resultado más eficaz de las terapias”.

-También ha trabajado en líneas de investigación relacionadas con el cáncer de mama y los andrógenos, ¿cuál es planteamiento de estos trabajos? ¿a qué conclusión llevan?

“Estos trabajos se han efectuado principalmente por el profesor Mario Díaz, catedrático de Fisiología de la Universidad de La Laguna, y con la investigadora Alicia Boto, del Instituto de Productos Naturales, y yo he actuado como Investigadora colaboradora. En relación al cáncer de mama, se han sintetizado una serie de moléculas derivadas del tamoxifeno, que es una molécula que se utiliza como coadyuvante en el cáncer de mama estrógeno-dependiente desde hace muchos años. El problema del tamoxifeno es que pueda presentar efectos secundarios muy nocivos por ejemplo en el útero, que se pueden contrarrestar manteniendo las propiedades beneficiosas para frenar el cáncer de mama pero sin los efectos secundarios. Entre las moléculas derivadas del tamoxifeno que hemos sintetizado y caracterizado, hay una muy interesante que hemos denominado Flutamox. Es muy prometedor, no solamente por actuar como lo hace el tamoxifeno en la mama pero sin afectar al útero, sino porque encima tiene propiedades láser que le confieren propiedades únicas con potencial terapéutico”.

-La ULL ha querido centralizar y externalizar sus servicios a través de la Segai, ¿por qué?

“Porque la ULL tiene un equipamiento e infraestructura de alta vanguardia y prestaciones, con un personal técnico altamente especializado que es único en nuestras islas. Consideramos que los Servicios Generales de Apoyo a la Investigación no solamente deben servir a los investigadores de la Universidad, sino que pueden ser de gran utilidad a la pequeña y gran empresa, y a otras entidades del ámbito público. Esta interacción y colaboración con el tejido empresarial y social permite no solamente incrementar las opciones de servicio de las empresas del ámbito canario, sino que además pueden proporcionar un interesante retorno económico a la ULL para el mantenimiento de estas infraestructuras de alto coste. ¿Qué empresa del ámbito local puede permitirse contar con equipamiento de millones de euros bajo la coordinación de técnicos, doctores y catedráticos especializados?”.

-¿Qué es lo que ofrece Segai a la empresa privada y cómo?

“Ofrecemos servicios de un amplio espectro de aplicaciones, distribuidos en 34 servicios y departamentos distribuidos en los diferentes campus de la ULL. Además, tenemos una sede de construcción vanguardista situada en el Campus de Anchieta que fue inaugurada a finales del 2014. En estos Servicios ofrecemos desde el análisis de la voz, análisis de muestras y materiales de interés en la industria de la construcción, cosmética, perfumería, biomédica, biotecnológica, farmacéutica y química. Además, podemos analizar el estado de conservación y la restauración de obras de arte y patrimonio, desarrollo, fabricación, reparación de prototipos mecánicos, reparación de aparataje electrónico, análisis de grasas, pesticidas y fungicidas de la industria alimentaria y, recientemente, hemos incorporado un laboratorio de fabricación digital y un servicio de peritaje en criminalística forense. Por otra parte, disponemos de un Departamento de Calidad para efectuar un análisis y seguimiento de parámetros de Calidad ISO 9001, ISO 17025 y sello europeo de Calidad EFQM. Por último, para poder establecer un ‘diálogo’ con la empresa, hemos creado un departamento de promoción y valorización”.

-Hablemos de política científica. ¿Cree que la ciencia en la universidad está muy lejos de la realidad empresarial y social? ¿Cómo podemos mejorar eso?

“Sin duda hay mucho camino que recorrer para que la ULL se acerque más al contexto socio-económico actual. En estos momentos más que nunca, la Universidad debe aportar un retorno a la financiación pública que recibe. Además, existe la necesidad de acceder a fondos complementarios de fuentes privadas, para el mantenimiento de su patrimonio y tecnologías y de sus recursos humanos. Y sin duda una vía es a través de la innovación como fruto de la formación especializada que la Universidad aporta, que debe ser orientada a la alta cualificación y especialización competitiva en el mercado global. En particular en Canarias, hay que incrementar las sinergias con la administración y las empresas, y la sociedad debe estar al corriente de lo que la Universidad ofrece y produce con los fondos públicos que recibe. Además, las nuevas tecnologías ligadas a la especialización, innovación y desarrollo tecnológico, ligado a las buenas condiciones de inversión privada y al buen clima que tenemos en Canarias pueden ser atractivas para inversores e innovadores que puedan desarrollar sus negocios utilizando los recursos humanos y la infraestructura de la ULL”.

-Ahora forma parte del equipo de Juan Capafons al rectorado, ¿qué políticas con respecto a la ciencia plantean?

“En el programa de Juan Capafons consideramos que sin la Ciencia no se entiende la Universidad. Investigar es la esencia de la generación del conocimiento, y no puede comprenderse la universidad sin investigación. Por consiguiente, se pretenden generar las condiciones más adecuadas para garantizar que la actividad investigadora de la ULL crezca en cantidad y calidad. Pero para ser creativo e innovador hace falta estar ilusionado y sentirse importante para la institución en la que trabaja. Por ello, entre las líneas principales de actuación se encuentra el simplificar la gestión de la investigación apoyándose más en las tecnologías de la información (menos carga de papeleo para los investigadores), apoyar a los grandes grupos de investigación que son motores y referencia de nuestra actividad científica, estudiar la posibilidad de ayudas para los grupos de investigación que se encuentran actualmente sin financiación, entre otros, a través de un mayor diálogo con el sector privado, planificar acciones que permitan poner en contacto la formación investigadora y el producto de nuestra investigación con empresas, tanto en la fase de formación investigadora como en la etapa postdoctoral, fomentar las labores de difusión y divulgación de nuestra investigación para que la sociedad sepa en qué investigamos y para qué sirve. Si la Comunidad Canaria se sienta partícipe y orgullosa de la investigación que la ULL efectúa sin duda será más sencillo conseguir financiación adicional para la formación de nuestros jóvenes investigadores en etapas pre-doctorales”.

-España es un país que ha pasado por una gran crisis económica y precisamente la I+D ha salido perjudicada de todo ello, ¿ha sido una mala decisión política? Se dice que se ha perdido una generación completa con esto, ¿cree que es así?

“Una gran parte de mi formación como científica se forjó en universidades en el extranjero durante muchos años en los que el Gobierno español financió mis estudios. La carrera de un investigador consolidado y competitivo necesita al menos una década desde que se doctora para poder empezar a generar un resultado competitivo de su investigación a nivel internacional. Este país ha efectuado en el pasado una gran inversión en la formación de sus investigadores altamente cualificados durante muchos años, por lo que no consigo entender cómo es posible que en el momento en el que podríamos estar recogiendo el fruto de esa inversión y convertirnos en una potencia en I+D+i renunciemos a ello como si nada. Sin duda, estamos perdiendo una generación completa de investigadores en el momento en el que más beneficios podríamos recibir como fruto de esa inversión. Aun es más, es posible que tardemos mucho tiempo en recuperar la dinámica científica que se había generado”.

-Hay un grave problema con la relación con la transferencia científica, ¿cómo lo podemos resolver?

“Se me ocurren dos ideas muy sencillas, aunque ello no quiere decir que sean simples en su puesta en funcionamiento: Una: poner a disposición de los investigadores que han generado un producto susceptible de transferencia un servicio de análisis y asesoramiento sobre la viabilidad del mismo en el sector privado (estudiar un plan de negocio y de transferencia tecnológica). Y dos: efectuar una mayor divulgación y promoción del posible producto de transferencia para que sea conocido por el sector privado y se testee de esa manera su potencial interés comercial”.