Líneas de más

Latinoamérica tiene su Grecia

A punto de dedicarme al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro; y al de su Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, ante sus nuevas fantasías conspiranoicas que superan a las de ficción de Mortadelo y Filemón, vi en otras partes de Latinoamérica problemas reales. Como en Puerto Rico, esa Grecia latinoamericana que, al ser estado asociado a Estados Unidos, este debiera proteger si estado asociado fuere algo más que un eufemismo para no decir colonia, y por tanto desatiende tal tragedia griega: una deuda de 65.000 millones de euros; elevado paro por una débil economía no incentivada por Washington, emigración que deja solo ancianos, mujeres y niños consumiendo salud, educación y pensiones en un lugar donde ni la baja fiscalidad evita la evasión. Puerto Rico solicitó a Washington reestructurar su deuda, o declarar su quiebra como logró Detroit, pero para un estado asociado esto último es inviable, y lo primero le fue negado, mientras el Fondo Monetario Internacional propone la receta griega: más impuestos, y bajar gasto social y salarios, lo que aumentaría la emigración hacia Estados Unidos.

En lo financiero solo reestructurar la deuda salvaría inclusive a Estados Unidos, pues los bonos puertorriqueños están en manos de multitud de pequeños y medianos ahorristas estadounidenses -los más afectados si acaban siendo bono basura-, y devaluar es inaplicable pues su moneda es el dólar.

En lo político, la crisis es mas grave, pues este desprecio alimenta el independentismo, y si en Grecia el dilema es “Unión Europea, sí o no“; en Puerto Rico es “Independencia, sí o no“, por lo que su gobernador mira ya a Latinoamérica y, si este estado asociado un día abandona a Estados Unidos será culpa de este último por tratarle como colonia y no como país soberano, o su probable estado número cincuenta y uno.

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