CULTURA

Mumes premia a Rogelio Botanz por su contribución al mestizaje

El cantautor vasco ofrecerá hoy un repaso por su discografía en el Espacio Cultural de la Fundación CajaCanarias; la entrada cuesta cinco euros. | DA
El cantautor vasco ofrecerá hoy un repaso por su discografía en el Espacio Cultural de la Fundación CajaCanarias; la entrada cuesta cinco euros. | DA

En su música se pueden escuchar instrumentos como las chácaras, los tambores o los pitos de El Hierro. También se ha atrevido con el silbo gomero. Incluso ha compuesto y cantado en el idioma guanche. Pocos artistas han hecho tanto por la exaltación del acervo canario como Rogelio Botanz. Hoy, en el Espacio Cultural CajaCanarias (20.00 horas), recibe el Premio a la Multiculturalidad del XXI Festival Mumes, en reconocimiento a este trabajo. Músico y docente vasco, afincado en la Isla desde hace más de 35 años, se confiesa emocionado con este galardón. “Si me dieran un premio porque tengo buena voz, me haría feliz. Si me dieran un premio porque son millones de personas las que escuchan mis discos, también me sentiría alagado. Pero nada me agrada tanto como un reconocimiento a mi apuesta por la multiculturalidad”, dice.

Asegura que es “un orgullo” recibir un premio que antes ha sido otorgado al escritor Antonio Lozano, al senegalés Amadou Ndoye o a los Hermanos Thioune. “Es que me inflo al saber que también yo lo voy a tener”, sonríe. Investigar, descubrir, probar; esas son sus grandes inquietudes. Y Canarias, dice, un fascinante territorio de sorpresas. Ya sea en la música como en la mesa. “Las manzanas y las naranjas sí, están bien, pero nunca olvidaré el día que descubrí el gofio, la papaya o mango”.

El artista, nacido hace 58 años en Legazpia (Guipúzcoa), miembro fundador de Taller Canario, con el que publicó seis discos, y hoy al frente de la banda Puntos Suspensivos, acompañará la recepción esta noche del premio del Festival Mumes 2015 con un concierto que promete emocionar. Además de músicos de la talla de Alfredo Llanos, Alberto Méndez, Gonzalo de Araoz y Julio Tejera, también subirán al escenario su hija Julia Botanz, que lidera el proyecto musical Ida Susal; su padre Rogelio Botanz, un célebre cantador de jota navarra, hoy con 89 años, y el polifacético músico de origen marroquí Kino Ait Idrissen.

“Quiero mostrarle a la gente cómo se cocinó en mi vida la semilla del aprecio por los encuentros culturales. Sonarán todas esas canciones que son expresión inequívoca de mestizaje”. No faltarán, pues, temas tan conocidos de Botanz como Garaldea, La más perfecta máquina de correr o El Sáhara. “Todo lo que en la vida tiene colores y matices, reivindicarlo y disfrutarlo, es algo maravilloso”.

Transcurridas tres décadas largas desde que se instaló en la Isla, asegura que “seguir preguntando y conociendo” acerca de la idiosincrasia canaria es algo que sigue atrayéndole sobremanera. “Soy incansable en la búsqueda”. Un hallazgo reciente que le ha marcado, cuenta, ha sido la orquesta de la Rama del Valle de Agaete. “Me dije: ¿pero esto qué es? Impresionante”. “También me cautivó el sonido de la Bajada de El Hierro. Algo mítico. Una inmensidad”.

Rogelio Botanz se siente tan identificado con Canarias que no ha dudado incluso en comprometerse políticamente. En las recientes elecciones municipales ocupó el puesto número 15 en la lista de Unidos Sí se Puede de La Laguna. Afirma que es la formación que mejor sintoniza con su espíritu progresista, aunque lamenta que en sus filas no se hable tanto como a él le gustaría de la “reivindicación de la identidad canaria”. “En los últimos 25 años este pueblo se ha desprendido de una parte significativa de su vocabulario. Y ese problema requiere una respuesta política que, de momento, no se ha dado. Pero, bueno, queda historia por delante. No perdamos la esperanza”, dice.