TRIBUNA

Fiestas y reencuentros

Para los gomeros el verano tiene un significado muy particular. Es el momento del año en el que nos reencontramos con los familiares y amigos que por múltiples razones abandonaron la Isla. Y dentro de estas fechas las fiestas suponen un acontecimiento aún más especial. Es entonces cuando de forma distendida podemos disfrutar de la compañía de todos aquellos a quienes tanto extrañamos. La emigración ha dado lugar a que los veranos adquieran un sentido diferente y son de los pocos momentos en los que podemos librarnos de esa nostalgia que nos persigue el resto del año.

Pero no queremos dar la impresión de que somos un pueblo triste que limita su vida social a los familiares y amigos. Al contrario, los habitantes de La Gomera hemos demostrado nuestra hospitalidad y que estamos encantados de que personas de otros lugares se interesen por nuestra tierra. Cada vez más nos damos cuenta de la importancia que tiene el turismo. Durante las últimas fechas seguimos sumando datos positivos en la llegada de visitantes. Por ejemplo, para este mes tenemos ya cubierta el 80% de las planta alojativas, casi un 30% más que el año pasado. En estas fechas las plazas que dejan vacantes los visitantes extranjeros que prefieren acompañarnos en el período de más frío, lo ocupan los llegados desde la Península y el Archipiélago. Todos son bienvenidos y todos podrán comprobar que a los encantos y atractivos que La Gomera reúne durante todo el año, se unen en verano las fiestas. Alma de un pueblo y reflejo de su historia y personalidad. La particular forma que tenemos de cuidar nuestras tradiciones resulta evidente en casi todos los aspectos de la vida. Pero en las festividades es cuando nos desbordamos y dejamos entrever nuestra verdadera identidad y el respeto por el pasado.

Este año ha coincidido la celebración de la Bajada de la Virgen de Vallehermoso. ¿Qué podemos decir sino que se han cumplido las expectativas más optimistas y vivimos una celebración inolvidable? ¿Qué mejor excusa para volver a su tierra podían haber encontrado las miles de personas que nos visitaron?

En el mes de junio, la Isla por una noche recobró su espíritu legendario y misterioso al iluminarse con la luz de las hogueras de San Juan. Estos días tienen lugar las fiestas de la Virgen del Pino en El Cercado. De nuevo podremos contemplar la imagen de la patrona en procesión rodeada de chácaras y tambores. Una banda sonora que hace aún más emocionante esta ineludible cita anual.

En agosto son miles los vecinos que llegan hasta Chipude para participar en uno de nuestros festejos más emblemáticos, en honor, esta vez a la Virgen de Candelaria. A finales de este mes las fiestas toman una relevancia especial y nos desplazamos a El Cedro, en Hermigua, donde tiene lugar el encuentro entre los habitantes de todos los puntos de la Isla y los que se desplazan desde afuera. En ambas citas se pueden palpar todos los elementos que hacen tan particulares a este tipo de manifestaciones populares: diversión, fe y folclore. La celebración en plena naturaleza y el sonido ancestral de las guitarras, chácaras y tambores hacen el resto.

En septiembre tenemos una cita con la historia. Durante las fiestas Colombinas recordamos como la Isla quedó enlazada para siempre a la mayor gesta universal: el descubrimiento de América. A finales de verano, Alajeró albergará la fiesta de El Paso, con su larga procesión que atraviesa unos de los paisajes más impresionantes de la Isla. La enorme distancia recorrida no impide que los participantes ataviados con trajes típicos lleguen al Valle con más alegría aún que al principio. Como ven nuestros festejos se han convertido en el momento perfecto para reencontrarnos y despedirnos de nuestros paisanos. Algo a lo que los habitantes de esta Isla por fuerza nos hemos tenido que acostumbrar y para lo que hemos desarrollado una especial facultad.

*PRESIDENTE DEL
CABILDO DE LA GOMERA