el charco hondo

Fin

En su Por qué la nueva política derrota a los dinosaurios, Carlos Sánchez alude a la mayor heterogeneidad ideológica del país o a la radicalización de las clases medias urbanas -que han encontrado en Ciudadanos una alternativa-, y ve en la frustración de los jóvenes menores de 30 años la causa principal del crecimiento de los partidos emergentes. Al PP esto ni le va ni le viene -su caladero de votos es otro- pero al resto el domingo le irá la vida con los jóvenes. Los menores de 35 años se acercan al 27% del censo electoral, un ejército que -según la mayoría de los estudios- apuesta por los partidos nuevos. Vértigo, dicen los sociólogos cuando se les pide posibles resultados. Estamos a pocos días de lo que puede desembocar en un seísmo parlamentario. Los outsiders que describe Zarzalejos -desempleados de larga duración, entre otros- quieren impulsar un cambio. Junto a ellos una legión de emergentes -incluidos los que votan por primera vez- se sienten generacionalmente más cerca de los nuevos de los que a sus ojos son los viejos. Outsiders, emergentes -jóvenes- e indignados que no tiene edad abren la puerta a que cualquier cosa pueda pasar en España y, ojo, también en Canarias. El patrón de edad será, también en las Islas, determinante. El CIS confirma que la contraposición entre la nueva y vieja política pesará como nunca en la distribución del voto. A la espera de conocer el alcance del voto emergente, hay cambios que ya son un hecho. El domingo se acabará el bipartidismo, sin que ello implique que PP o PSOE se evaporen -sufre Sánchez, sí, pero el acoso al que lo someten puede estar movilizando a los de siempre del PSOE-. Arranca un ciclo a cuatro. El PP ganará. Rivera será imprescindible. Con el final del bipartidismo también pasará a la historia el papel que, en ese viejo esquema, han jugado CiU, PNV o Coalición. El voto emergente -outsiders, jóvenes e indignados- protagonizarán la noche electoral. Acaba una etapa. Empieza otra.