superconfidencial

La ropa

1. Media España está vistiendo fatal y estos de la izquierda radical, contribuyen a que nuestro paisaje urbano se vuelva gris. Fíjense en los de Podemos, que van del gris marengo al azul turbio, refugiados en colores sufridos. Errejón empieza a lucir violín en sus camisas talla S y a Pablo Iglesias lo visten como si fuera un predicador de película del Far West, que significa Lejano Oeste. Carolina Bescansa, nieta de tinerfeña, luce teta en el escaño, hermosa teta, y toda esta izquierda carga con unos abrigos impropios del tiempo que hace: demasiado gruesos para los grados que hay en la calle. Yo me imagino que incluso David Delfín, que es un rompedor, se estará haciendo cruces ante los jerseys de canalé que usan los nuevos diputados, ante la consternación de la derecha y el cuchicheo de socialistas, que ya se había acostumbrado, desde la pana de la Transición, a pisar alfombras.

2. ¿Por qué la izquierda va siempre ligada al desaliño? La culpa es de Syriza, que acabó con las formas y con los colores. Siniestro total. El paisaje, la fauna urbana, ha cambiado a mucho peor. Me pongo en Madrid y no observo sino pantalones raídos, gente pálida y chándales, del gris marengo, ya digo, a los turbios azules. No sólo van a acabar con el país sino que han dinamitado la moda.

3. Estoy escribiendo el puto folio y parece que he vuelto a la Transición -¡ay, si yo pudiera echar para atrás el tiempo!-, cuando aquellos nenes de la progresía cargaban con el “marcelino” y con las estrechas chaquetas de pana, su uniforme de diario. Más tarde se entonaron todos, al mismo ritmo que se llenaban sus bolsillos. Con éstos ocurrirá igual, no lo duden. Todo es cuestión de tiempo porque nos estamos refiriendo, ni más ni menos, que a la condición humana, que también afecta a lo que uno se pone encima.
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