-¿Cómo surge la posibilidad de jugar en Lleida?
“Estaba en casa, porque se me habían venido abajo varias ofertas e ideas que tenía, sobre todo relacionadas con el extranjero, y llegó la posibilidad de Lleida. Viendo el tiempo que quedaba para el final de temporada me pareció buena opción de recuperar sensaciones jugando cinco contra cinco, jugando partidos”.

-Tuvo también ofertas nacionales con anterioridad…
“Sí, también de LEB y las había desechado esperando por irme fuera de España”.

-¿Por qué no acaban de concretarse esas opciones extranjeras?
“La primera opción era poder competir en Catar, pero lo que más buscaban los clubes de allí eran jugadores atléticos de dos metros que pudieran jugar por dentro o si se decantaban por exteriores querían estadounidenses con un perfil muy definido: jugadores que tiraran mucho y asumieran mucho en ataque. Así se fueron descartando algunas posibilidades y la opción más cercana a aquello era de Líbano, pero no se llegó a acuerdos porque no encajaba en el rol que ellos querían. Fue entonces cuando me quedé esperando”.

-Llega a Lleida después de haber estado, con más o menos minutos, en Liga Endesa, ¿con qué se encuentra?
“Llegué con cinco meses parado, sin competir, porque la última vez había sido en mayo, que había terminado la Liga Endesa. Desde entonces estuve entrenando, pero no es lo mismo, así que llegaba con mucho retraso respecto a mis compañeros en muchas cosas, como conocerlos a ellos o a la LEB Oro. Al principio costó, sobre todo la primera semana, poder sentirme otra vez importante, tirar o subir y bajar el campo. La verdad es que costó”.

-Y llega a una LEB muy diferente a la que dejó en su día…
“Me llamó mucho la atención ver la cantidad de jugadores jóvenes, tanto nacionales como extranjeros, que hay. Conozco muy pocos jugadores que conozca de mi época en LEB”.

-¿En algún momento de aquellos meses de espera llegó a arrepentirse de no continuar en el CB Canarias?
“No, nunca. Eso era algo que tenía pensado y meditado al 100% porque creo que lo necesitaba. Necesitaba un cambio de aires, salir de la isla y necesitaba volver a jugar, a tener minutos. Me daba igual dónde fuera y no me arrepiento de nada porque mi cabeza lo necesitaba”.

-Se va y cambia todo mucho, con renovación de la plantilla, salida de Alejandro Martínez…
“Al principio no me creí la marcha de Alejandro, habían dicho que habría cambios, pero no esperaba que uno de ellos fuera el del entrenador. Fue, seguramente, lo único que me sorprendió al 100% porque no lo esperé nunca”.

-Quizás, con el nuevo estilo de juego, un especialista defensivo como usted habría tenido un hueco…
“Nunca se sabe. Tomé la decisión de salir y a lo mejor habría encajado bien, pero quizás no le hubiera gustado a Txus. No hay que mirar a atrás”.

-¿Sigue lo que hace el equipo?
“Sí. Intento ver los partidos por televisión siempre que lo dan y sigo cómo les va porque fueron muchos años en el club y siempre te queda algo dentro”.

-¿Lleida puede ser un trampolín para intentar nuevamente el salto al extranjero?
“No, no lo veo como un trampolín, sino como una oportunidad para jugar otra vez, para sentirme bien y competir. La verdad es que no lo veo ni a largo plazo, sino a corto. Quiero disfrutar este mes y medio que me queda y luego tomaremos la decisión de si queremos continuar o no en esta liga. Quiero ver cómo acabo este año y, una vez pase el verano, veré si quiero volver a salir o instalarme ya en Tenerife, en mi casa”.

-¿Ayuda estar en una ciudad tan de baloncesto como esa?
“Sí. El ambiente que se monta el día de los partidos sorprende, más teniendo en cuenta lo mal que estamos en la clasificación. Llevar todo el año en las últimas posiciones y tener 2000 0 2500 personas en la grada es sorprendente”.