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La revolución del sentido común: Albert Rivera

Con auténtico gozo se ha recibido la práctica unanimidad con que las encuestas destacan la intervención del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en la primera sesión del debate sobre la aún quimérica investidura de Pedro Sánchez. Más allá de la afinidad ideológica, el hecho de que el máximo representante de un partido nacional se posicione sin estridencias, efectivo frente a la necesidad de consenso aún con fuerzas políticas lejanas a su ideario y dispuesto a trabajar, que es para lo que le pagamos, llena de alborozo al trabajador medio. Rivera triunfó porque fue al Congreso a desempeñar una labor, y no a un espectáculo más parecido a Sálvame de lo que le reconocerán otros como él. Claro que el Congreso es la platea adecuada para el combate por las ideas y la difusión de las mismas, pero también para predicar con el ejemplo de un patriota que antepone el bien común frente al interés partidista ante las inminentes elecciones. Con un poco de suerte, Ciudadanos recapacita sobre las injustas normativas laborales que propugna y hasta se habrá ganado los votos de aquellos que abogan por el sentido común y los principios como regla de actuación. Justo la antítesis de la todavía infanta Cristina de Borbón, que tanto avergüenza hoy día a tantos y tantos españoles…